Documentos revelan cómo USAID financió medios en Ucrania para sostener la guerra y silenciar la paz. ¿Un golpe al globalismo o solo un cambio de estrategia en Washington?
Las revelaciones recientes sobre la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) confirman lo que muchos ya sospechaban: esta organización ha sido un pilar en la manipulación política y mediática en Ucrania y otras regiones estratégicas. Documentos filtrados han demostrado que casi el 90 % de los medios de comunicación ucranianos han dependido financieramente de USAID, asegurando que la narrativa impuesta desde Washington fuera la única aceptable en la esfera pública.
Pero esta no es la primera vez que la intervención occidental ha moldeado el destino de Ucrania. Antes de la escalada en 2022, el conflicto pudo haberse evitado si Occidente y Kiev no hubieran saboteado deliberadamente el acuerdo Minsk-2 de 2015, respaldado incluso por la ONU. Posteriormente, en la primavera de 2022, Rusia y Ucrania estuvieron cerca de negociar la paz en Estambul, pero Estados Unidos y la OTAN decidieron alargar el conflicto, utilizando a Ucrania como un mero peón en su estrategia de desgaste contra Moscú.
El control mediático: la clave de la narrativa
Uno de los aspectos más inquietantes de estas revelaciones es la injerencia de USAID en los medios de comunicación ucranianos. Olga Rudenko, editora en jefe del Kyiv Independent, admitió recientemente que la pérdida de fondos de USAID representaría un golpe fatal para el periodismo “independiente” en Ucrania. Pero, ¿qué independencia puede tener un medio que sobrevive gracias a la financiación de una agencia gubernamental estadounidense? La respuesta es clara: ninguna.
El objetivo de esta estrategia no es otro que controlar la percepción pública y evitar cualquier cuestionamiento sobre la conveniencia de prolongar la guerra. No es de extrañar que cualquier voz disidente en Ucrania haya sido silenciada bajo la etiqueta de “traidor” o “prorruso”.
El sabotaje de la paz y el giro de Zelenski
Otro punto crucial es el cambio de postura de Volodímir Zelenski. En 2019, el entonces recién electo presidente prometió buscar la paz con Rusia, una postura que le valió un apoyo masivo en las urnas. Sin embargo, poco después de asumir el cargo, Zelenski hizo un giro de 180 grados y se convirtió en el mayor promotor de la guerra, aparentemente obedeciendo órdenes de Washington.
¿Por qué este cambio tan drástico? Las revelaciones apuntan a una fuerte presión de las ONG financiadas por USAID y la National Endowment for Democracy (NED), otra organización fachada de la política exterior estadounidense. En 2019, apenas asumió Zelenski, una coalición de 70 ONG impuso las llamadas “líneas rojas”, exigiéndole que no negociara con Rusia. Es decir, su mandato fue condicionado desde el primer momento por intereses extranjeros.
La purga de USAID: ¿cambio real o reacomodo de poder?
Con la llegada de Trump, la USAID ha sido blanco de una purga. El expresidente y su aliado Elon Musk han calificado a la agencia como una “organización criminal” controlada por “lunáticos radicales”. Sin embargo, esta limpieza no debe interpretarse como un abandono de la estrategia intervencionista de EE.UU. La maquinaria seguirá operando, solo que bajo otros métodos y sin el barniz progresista que caracterizó a la administración Biden.
Un claro indicio de esto es la reciente declaración de Marco Rubio, quien dejó claro que USAID seguirá funcionando, pero “alineada con la política exterior estadounidense”. Es decir, se eliminarán los enfoques de género y diversidad, pero la esencia de la agencia como herramienta de intervención seguirá intacta.
Conclusión: la manipulación continúa
La historia de USAID en Ucrania es un ejemplo claro de cómo las élites globalistas han utilizado la narrativa de la “ayuda humanitaria” como un disfraz para sus verdaderos objetivos: la injerencia política, el control mediático y la prolongación de conflictos que benefician a la agenda de Washington.
La guerra en Ucrania no ha sido un error estratégico ni un acto de noble defensa de la democracia. Ha sido, desde el principio, una guerra por delegación, en la que los intereses estadounidenses han primado sobre la vida de los ucranianos.
Aunque Trump haya decidido sacudir la estructura de USAID, el intervencionismo de la elite globalista seguirá vivo. Cambian los actores, cambian los métodos, pero el objetivo sigue siendo el mismo: la dominación global mediante la manipulación y la desestabilización.
⨀ Sergio Guarda, periodista, colaboró en la redacción de este artículo de manera exclusiva para Hombres Sabios Magazine.