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Bill Gates defiende a USAID: ¿filantropía o control global?

Foto cortesía de Greg Rubenstein, licenciada como CC BY 2.0.
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El magnate de la tecnología critica el cierre de USAID y advierte sobre “millones de muertes”, mientras su influencia en la salud global genera dudas.

“Bill Gates defiende a USAID”, una agencia cuya existencia ha sido cuestionada tras el cierre de su sede por orden de Elon Musk, jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental. Mientras algunos ven esta decisión como un paso hacia la reducción del gasto burocrático, Gates advierte de “millones de muertes” si su labor cesa. Pero más allá de su preocupación, hay razones de peso para cuestionar el verdadero propósito de USAID y la influencia de Gates en la agenda globalista.

USAID: ¿agencia de desarrollo o brazo del globalismo?

Desde su creación en 1961, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha sido presentada como un instrumento de ayuda humanitaria. Sin embargo, sus actividades a menudo han estado ligadas a intervenciones políticas, control poblacional y la imposición de agendas alineadas con el globalismo.

El propio Gates, a través de su fundación, ha donado cerca de 30 millones de dólares a USAID, destinándolos a programas de “nutrición y vacunación”. Esto ha despertado serias preocupaciones sobre la verdadera naturaleza de su filantropía, especialmente en el contexto de su insistente promoción de campañas de inmunización en países en desarrollo, sin una rendición de cuentas clara sobre sus efectos a largo plazo.

La “preocupación” de Gates por la salud global, combinada con su inversión en tecnologías transhumanistas como la biotecnología aplicada a la modificación genética y la inteligencia artificial médica, plantea un interrogante inevitable: ¿su defensa de USAID responde a un genuino interés humanitario o a su deseo de seguir ejerciendo control sobre las poblaciones a través de la medicina y la biotecnología?

Elon Musk desmonta la burocracia globalista

El cierre de la sede de USAID por parte de Elon Musk marca un punto de inflexión en la administración Trump. Bajo su liderazgo en el Departamento de Eficiencia Gubernamental, Musk ha impulsado una política de reducción del aparato burocrático, eliminando agencias que operan con opacidad y cuyo gasto no se traduce en beneficios tangibles para los ciudadanos estadounidenses.

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Su decisión ha generado resistencia en sectores alineados con la agenda globalista, pero cuenta con el respaldo de líderes conservadores que buscan recuperar la soberanía de las instituciones gubernamentales. Marco Rubio, designado como administrador interino de USAID, confirmó que está trabajando con el Congreso para reasignar sus funciones a otras dependencias, eliminando duplicidades y asegurando una mayor fiscalización del uso de recursos públicos.

El control de Gates sobre la salud y el transhumanismo

No es la primera vez que Bill Gates se erige como el “salvador” de la humanidad mientras sus acciones sugieren lo contrario. Su defensa de USAID encaja perfectamente en su historial de intervenciones en la salud pública, donde ha promovido la vacunación masiva, el control de natalidad y el desarrollo de tecnologías que podrían llevar al ser humano a una dependencia absoluta de la biotecnología.

El concepto de transhumanismo, impulsado por la élite tecnológica, no es ciencia ficción. Gates y otros magnates han invertido miles de millones en proyectos que buscan “mejorar” a la humanidad a través de modificaciones genéticas, inteligencia artificial y fusión hombre-máquina. No es descabellado pensar que la medicina y las campañas de salud que impulsa son solo el primer paso en una estrategia de largo plazo para establecer un sistema de control total sobre los individuos.

Las recientes declaraciones de Gates sobre USAID no son más que una manifestación de su deseo de mantener intacto el entramado burocrático que facilita la implementación de estas agendas. Si USAID realmente fuera tan vital para la humanidad, ¿por qué su impacto en los países donde opera sigue siendo tan cuestionable?

El fin de una agencia sospechosa

El cierre de la sede de USAID es solo el comienzo de un proceso de limpieza institucional que busca erradicar estructuras ineficientes y con nexos preocupantes con el globalismo. Gates, lejos de ser un filántropo desinteresado, representa una de las caras más visibles de la élite tecnológica que pretende imponer su visión del futuro sobre la población mundial.

La verdadera pregunta no es si USAID debe seguir existiendo, sino quiénes realmente se benefician de su permanencia. Mientras Gates insiste en que su desaparición causará “millones de muertes”, cada vez más personas se preguntan si lo que realmente teme es perder una herramienta clave en la implementación de su agenda.

Estados Unidos, bajo la administración de Trump, parece decidido a cortar los lazos con estas estructuras globalistas. La era de la filantropía disfrazada de control podría estar llegando a su fin, por ahora.