El portal financiado por la USAID ahora mendiga apoyo tras años de producir contenido mediocre y poco atractivo.
El portal Cubanet ha sido, durante años, uno de los beneficiarios más visibles de los fondos de la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), organismo que ha canalizado recursos a diversos proyectos que, en teoría, buscan promover la democracia en Cuba. Sin embargo, la realidad demuestra que más que una plataforma de información objetiva, Cubanet ha funcionado como una pieza más del entramado del anticastrismo rentado, una industria que ha lucrado con la tragedia de la isla sin aportar verdaderas soluciones.
El caso de Cubanet financiado por la USAID no es un hecho aislado. A lo largo de las últimas décadas, decenas de medios y organizaciones han recibido subvenciones millonarias con la excusa de socavar el régimen de La Habana. No obstante, su impacto ha sido nulo, pues su verdadero interés no es la libertad de Cuba, sino la perpetuación del conflicto, que les garantiza relevancia y financiamiento.
Ahora, tras años de recibir millones de dólares, Cubanet se enfrenta a una crisis financiera y pide ayuda para continuar. Si su labor hubiera sido efectiva, si realmente hubiera generado un cambio en la isla, hoy no estaría en esta situación. Pero su falta de calidad, su contenido repetitivo y su incapacidad para conectar con el pueblo cubano han demostrado que no es más que una pieza de la burocracia del anticastrismo profesional.
La farsa del anticastrismo profesional
La cruda verdad es que el anticastrismo financiado no está interesado en ver el fin del régimen. Si el castrismo desapareciera, también desaparecería la fuente de ingresos de muchos políticos cubanoamericanos, periodistas y activistas que han hecho carrera presentándose como opositores, pero sin un verdadero compromiso con la libertad de la isla.
En este contexto, muchos políticos cubanoamericanos, en lugar de impulsar acciones concretas para socavar el poder de la dictadura, se han convertido en administradores de una causa rentable. Discursos encendidos, sanciones que no afectan al régimen sino a la población y una narrativa centrada en la confrontación eterna les garantizan votos y financiamiento, pero no acercan a Cuba a la libertad.
Mientras tanto, los medios financiados por EE.UU., como Cubanet, han jugado un rol crucial en la difusión de periodismo mediocre disfrazado de información. Sus artículos carecen de profundidad, sus denuncias son recicladas y sus propuestas son inexistentes. A pesar de ello, han conseguido mantener una estructura financiada con dinero estadounidense sin rendir cuentas sobre su verdadera utilidad.
El financiamiento extranjero: una estrategia fallida
La revisión de los fondos entregados por la USAID a iniciativas de “libertad de prensa” en Cuba deja claro que estos programas han fracasado rotundamente. No han conseguido movilizar a la opinión pública cubana, no han generado una oposición sólida y, en muchos casos, han terminado beneficiando a individuos que han hecho de la disidencia una profesión lucrativa.
Lo más irónico es que el mismo anticastrismo pagado ha terminado por reforzar al régimen. La narrativa de la “injerencia extranjera” ha sido explotada por La Habana para desacreditar cualquier oposición genuina. Mientras tanto, los verdaderos patriotas, los cubanos que resisten en la isla sin un centavo de la USAID, son los que realmente sufren las consecuencias de la represión.
Conclusión
El caso de Cubanet financiado por la USAID es un símbolo de cómo la lucha por la libertad de Cuba ha sido secuestrada por oportunistas que han convertido el anticastrismo en un negocio. Su reciente crisis financiera no es más que el resultado de años de mediocridad y desinterés por generar un impacto real.
El verdadero cambio en Cuba no vendrá de plataformas subsidiadas ni de políticos que viven del conflicto, sino de los cubanos que, sin apoyo extranjero, están dispuestos a enfrentar la dictadura con acciones concretas. Es hora de desenmascarar a los mercenarios de la oposición y centrar el esfuerzo en quienes verdaderamente luchan por una Cuba libre.