Los demócratas y la élite de seguridad nacional le temen por su independencia
Gabbard desafía al establishment en su confirmación con una postura firme ante el Comité de Inteligencia del Senado. La teniente coronel Tulsi Gabbard, nominada por el presidente Donald Trump para encabezar la Dirección Nacional de Inteligencia, ha sido blanco de ataques despiadados por parte de los demócratas y la burocracia de seguridad nacional.
El senador Mark Kelly (Arizona), en un intento de desacreditar a Gabbard, la acusó de difundir “temas de conversación rusos” al exponer el apoyo de la administración Obama a grupos terroristas en Siria. Sin embargo, Gabbard respondió con una contundente lección de historia, documentando cómo EE.UU., bajo el programa Timber Sycamore, canalizó armas y dinero a organizaciones vinculadas a Al Qaeda.
“Todo estadounidense merece saber que hubo personas en nuestro propio gobierno que brindaron apoyo a nuestro enemigo jurado Al Qaeda”, declaró Gabbard, dejando sin argumentos a Kelly y otros senadores que intentaron desacreditarla.
El Temor del Deep State a Gabbard
La verdadera razón detrás de la feroz oposición a Gabbard es su independencia y su resistencia a arrodillarse ante la comunidad de inteligencia. Mientras que los demócratas han pasado años defendiendo a la CIA y al FBI como instrumentos del “orden democrático”, Gabbard ha señalado la corrupción y el uso indebido de la inteligencia para promover guerras de cambio de régimen.
El senador demócrata Mark Warner, un aliado clave del aparato de seguridad nacional, ha liderado la oposición contra Gabbard. Warner, quien pasó años difundiendo la mentira de la “colusión rusa” para socavar a Trump, ahora intenta impedir que una figura reformista como Gabbard asuma el control de la inteligencia nacional.
Al igual que Hillary Clinton en 2016, los demócratas han tratado de vincular a Gabbard con Rusia y Siria por haber expuesto la verdad sobre la guerra sucia en el Medio Oriente. Sin embargo, su historial como veterana de combate y su compromiso con la seguridad de EE.UU. la diferencian del tipo de funcionarios sumisos que el establishment desea en el cargo.
El Caso de Siria y la Hipocresía de los Demócratas
Gabbard ha sido atacada por haber visitado Siria y reunirse con el presidente Bashar al-Assad. Pero lo que sus críticos ignoran es que su misión buscaba exponer cómo EE.UU. estaba financiando a extremistas islámicos bajo la excusa de “apoyar rebeldes moderados”.
El exembajador británico en Siria, Peter Ford, ha confirmado que EE.UU. tuvo oportunidades de mejorar las relaciones con Damasco, pero eligió respaldar el cambio de régimen, lo que resultó en la expansión de grupos terroristas como el Frente Al-Nusra.
Bajo el programa Timber Sycamore, la CIA de Obama entregó armas y dinero a facciones rebeldes, muchas de las cuales terminaron en manos de terroristas islámicos. Incluso el New York Times informó que parte de esas armas fueron desviadas al mercado negro y utilizadas en ataques contra tropas estadounidenses.
El resultado de estas políticas fallidas fue el fortalecimiento de extremistas islámicos y la perpetuación del caos en la región, algo que Gabbard denunció desde el Congreso en su momento.
El Miedo del Establishment a la Supervisión Real
El mayor “pecado” de Gabbard ante los demócratas de seguridad nacional es su negativa a ceder ante la narrativa oficial. No aceptará, como hicieron sus predecesores, ser una mera vocera de la CIA y el FBI.
Como señaló el exdirector de análisis de Rusia de la CIA, George Beebe, el problema de la comunidad de inteligencia es que penaliza el pensamiento independiente y promueve solo una visión homogénea alineada con los intereses del establishment.
Gabbard ha dejado claro que su misión como directora de inteligencia nacional será garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y la protección de los intereses reales de los estadounidenses, no de la burocracia interna del Estado profundo.
Una Candidatura que Aterrorizó al Deep State
La oposición a Tulsi Gabbard no se basa en su capacidad o experiencia, sino en el temor de que exponga la corrupción en los servicios de inteligencia.
- Su historial como veterana de combate y congresista la convierte en una candidata con credibilidad en seguridad nacional.
- Ha documentado con pruebas cómo el gobierno de Obama canalizó armas a grupos terroristas en Siria.
- Su negativa a doblegarse ante la comunidad de inteligencia ha desatado el pánico entre los demócratas y los globalistas.
Gabbard representa una amenaza real para el establishment, no porque sea débil en seguridad, sino porque se rehúsa a ser un títere del Deep State.
Su confirmación aún está en juego, pero una cosa es segura: su valentía ha expuesto las mentiras de Washington y ha dejado en evidencia a aquellos que prefieren una seguridad nacional basada en la manipulación y la censura en lugar de la verdad y la transparencia.
⨀ Sergio Guarda, periodista, colaboró en la redacción de este artículo de manera exclusiva para Hombres Sabios Magazine.