El nuevo libro de Glenn Beck, Guerras de propaganda: Cómo las élites globales controlan lo que ves, piensas y sientes, es una advertencia visionaria para todos los estadounidenses amantes de la libertad sobre la amenaza de las noticias falsas, la desinformación estratégica y el fraude de los medios de comunicación convencionales.
Desde el primer capítulo, titulado “Bienvenidos al mundo de los payasos”, Beck aborda de frente las estrategias de control y las falsedades cínicas de los medios masivos y sus muchos socios oficiales y no oficiales.
La propaganda no es algo nuevo, pero la capacidad acelerada de usar tecnología increíblemente poderosa para difundirla sí lo es. Como escribe Beck:
“Estamos entrando en la era de la bomba nuclear en las guerras de propaganda, donde la difusión de contenido engañoso o manipulado tendrá consecuencias profundas y de largo alcance, desafiando los cimientos mismos de la democracia y la cohesión social”.
Si bien la tecnología avanzada ha creado cosas maravillosas, Beck advierte que también está “borrando por completo la línea entre la realidad y la ficción”.
En lo positivo, este libro sirve como un llamado de atención oportuno sobre la necesidad de que una sociedad cuente con un estándar objetivo de verdad.
Según observa Beck:
“Si no se permite a las personas buscar un mayor entendimiento de las verdades más altas y fundamentales, entonces, ¿cuál es el propósito de los demás derechos?”
El plan de Beck para lanzar un masivo proyecto de vigilancia ciudadana a través de The Blaze —“el mayor proyecto de periodismo ciudadano en la historia”— es también acertado. En este, lectores y espectadores podrán enviar pruebas de corrupción y fraude en instituciones, corporaciones y entidades gubernamentales.
Beck también advierte sobre un futuro dominado por una “distopía tecnocrática nunca antes vista” diseñada por las élites de Davos. Este sombrío escenario incluiría inteligencia artificial, monedas digitales controladas por el gobierno, dispositivos de biovigilancia y automatización, que ya están siendo desarrollados.
El libro merece crédito por no ser meramente partidista. Beck señala los peligros de la desinformación, el capitalismo de amiguetes y el poder descontrolado del gobierno, instando a los lectores a no depositar su esperanza en los políticos.
Enfocado en distinguir la verdad de la ficción, Guerras de propaganda recomienda escepticismo hacia quienes dicen solo lo que el público quiere escuchar y alerta contra presentaciones puramente narrativas de los hechos.
Beck también advierte contra lo que denomina el Complejo Industrial de Propaganda (PIC, por sus siglas en inglés), una vasta red de organizaciones clave, agencias gubernamentales, instituciones internacionales, medios de comunicación, corporaciones y ONG que trabajan juntas para ganar más poder, riqueza e influencia sobre la sociedad.
El libro, profundamente arraigado en valores cristianos, subraya que la promoción de falsedades es “un pecado contra Dios” y un daño a la humanidad. Beck sostiene que solo regresando a las raíces bíblicas se puede enfrentar el relativismo que amenaza con desmoronar el concepto mismo de verdad.
Aunque el libro no presenta muchas ideas nuevas, su enfoque en un proyecto de vigilancia ciudadana y su llamado a un retorno a los valores fundamentales lo convierten en un recordatorio crucial de los peligros que enfrenta el mundo en la era tecnocrática.
- Autor: Paul Roman Brian para The Federalist
