La expansión de Netanyahu en Gaza ha superado los límites del derecho internacional. Mientras las Fuerzas de Defensa de Israel controlan más de la mitad de la Franja, el primer ministro israelí busca respaldo político en Washington para consolidar su política de ocupación. Un análisis crítico sobre el proyecto expansionista que amenaza con redefinir el mapa de Medio Oriente.
El Corredor del Poder: Netanyahu Redibuja el Mapa de Gaza
El avance territorial israelí en Gaza, promovido abiertamente por Benjamin Netanyahu, ya no puede entenderse como una simple respuesta a la amenaza de Hamás. La política de corredores de seguridad y zonas de amortiguación ha derivado en una verdadera campaña de anexión encubierta. Más de la mitad de la Franja ya se encuentra bajo control de las Fuerzas de Defensa de Israel, y todo indica que el objetivo es llegar hasta el mar.
El Corredor Netzarim, que divide a Gaza en dos, y el nuevo Corredor Morag, que apunta a cercar Rafah en el sur, no son construcciones defensivas, sino arterias estratégicas para controlar el territorio por la fuerza. Esta geometría militar, que segmenta y aísla comunidades enteras, se asemeja más a una ocupación sostenida que a una operación temporal.
Una Guerra Con Sabor a Ocupación Permanente
Los voceros oficiales israelíes siguen hablando de “presión táctica” para liberar rehenes. Sin embargo, el ritmo constante de expansión, los asesinatos extrajudiciales y la violencia indiscriminada hacen pensar que el discurso es un disfraz. No se trata de recuperar personas, sino de redibujar el mapa con tanques y drones.
Más de 50.000 palestinos han muerto desde el comienzo del conflicto. Las cifras son devastadoras. Pero lo más revelador es que esta estrategia de ocupación ha sido acompañada por una narrativa cuidadosamente construida para deshumanizar al enemigo: “terroristas”, “escudos humanos”, “infraestructura enemiga”.
En este contexto, la muerte de un adolescente palestino-estadounidense en Cisjordania, acusado de lanzar una piedra, ilustra una vez más la brutalidad con la que se está ejerciendo la represión. Las FDI ya no distinguen entre amenazas reales y simbólicas. La expansión se sostiene sobre cadáveres, y se justifica con eufemismos.
Netanyahu y Trump: Alianzas al Servicio del Muro
La llegada de Netanyahu a Washington no responde solo a una agenda comercial. Más allá del tema de los aranceles —con un impuesto del 17% impuesto por la administración Trump— lo que se juega en estas reuniones es el aval político a un proyecto de reingeniería territorial.
El primer ministro israelí no disimula su intención de aprovechar la coyuntura. La administración Trump, en su renovado esfuerzo por desmantelar los consensos progresistas globales, ve con buenos ojos un nuevo orden en Medio Oriente. ¿Qué mejor laboratorio que Gaza para probarlo?
La propuesta informal de transformar Gaza en una “Riviera del Medio Oriente” bajo control estadounidense no es solo una provocación verbal. Refleja la lógica de los imperios: desplazar a los habitantes incómodos, imponer nuevas reglas, reconstruir según sus intereses y llamar “paz” al despojo.
El Silencio de Occidente, el Dolor de Palestina
Mientras Europa mira hacia otro lado y organismos internacionales como la Corte Penal Internacional se convierten en piezas del ajedrez geopolítico, la tragedia palestina sigue profundizándose. Netanyahu ha sabido blindar su imagen en los medios y en los foros internacionales como un líder fuerte, pero su legado se perfila como el de un ocupante moderno con retórica democrática.
La pregunta ya no es si Israel está defendiendo su seguridad, sino hasta dónde está dispuesto a llegar en nombre de ella. La campaña de Gaza ha dejado de ser una guerra convencional para convertirse en un experimento de ingeniería política, social y demográfica.
Gaza No Es Un Territorio, Es Un Síntoma
Lo que ocurre en Gaza no puede interpretarse solo como un conflicto regional. Es un síntoma de algo más profundo: la deriva autoritaria del Estado-nación cuando se fusiona con el complejo militar-industrial y el respaldo geopolítico adecuado. La expansión de Netanyahu no busca resolver un conflicto, sino consolidar un orden nuevo, sostenido por la fuerza, la propaganda y el abandono global de los principios morales básicos.
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