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La Guerra Silenciosa Contra Hungría

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La guerra cultural promovida por la UE y su red de ONG globalistas busca desmantelar la soberanía de Hungría y otros países del Este. Frank Furedi denuncia en The American Conservative cómo estas organizaciones socavan la democracia bajo la fachada de los “valores europeos”, canalizando millones de euros para imponer una agenda progresista y antisoberanista.


La Guerra Silenciosa Contra Hungría: ONG y UE Contra La Soberanía

Desde hace más de tres décadas, una maquinaria de propaganda bien engrasada ha operado en Europa del Este con el apoyo de la Unión Europea y un ejército de Organizaciones No Gubernamentales. Como lo expone Frank Furedi en su artículo para The American Conservative, lo que aparenta ser una red de promoción de los valores democráticos es, en realidad, un instrumento para debilitar la soberanía de los Estados nacionales y promover la ideología globalista.

El Programa CERV y el Lavado Ideológico

El programa CERV, promovido por la Comisión Europea, ha canalizado millones de euros a ONG en países como Hungría y Polonia. A primera vista, suena como un esfuerzo benéfico en nombre de la democracia. Pero, como advierte Furedi, estos fondos no se utilizan para fortalecer a la sociedad civil, sino para financiar campañas contra gobiernos democráticamente elegidos que no se alinean con la agenda progresista de Bruselas.

Por ejemplo, la Fundación Ökotárs, con una subvención de 3,3 millones de euros, ha sido señalada como distribuidora de influencia extranjera en Hungría. Su objetivo es claro: actuar como ariete contra el gobierno de Viktor Orbán, catalizando el desmantelamiento de las políticas nacional-conservadoras.

La Herencia del Globalismo Postcomunista

La historia de esta infiltración comienza en la década de 1980, cuando diversas fundaciones occidentales —entre ellas la omnipresente red de George Soros— comenzaron a plantar ONG “neutrales” en Europa del Este. Su verdadera intención no era el pluralismo democrático, sino reemplazar el nacionalismo tradicional por una narrativa globalista, más dócil y compatible con los intereses transnacionales.

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El discurso de Péter Kende en la conferencia de Cracovia de 1991 fue revelador. Kende, como tantos otros liberales pro-Occidente, veía en el sentimiento nacional una patología a erradicar. Para ellos, no se trataba de reconciliar historia y libertad, sino de extirpar todo vestigio identitario que pudiera oponerse al nuevo orden supranacional.

Tradición Nacional Vs. “Liberalismo Normal”

Furedi recupera una cita reveladora de Marion Dönhoff, editora de Die Zeit, quien comprendió que en Europa del Este el nacionalismo no era un residuo del pasado, sino un arma de supervivencia frente al comunismo. Sin embargo, incluso ella concluyó que las naciones del Este debían “volver al liberalismo normal”, es decir, al molde que Bruselas y Washington consideran legítimo.

A partir de entonces, la UE se propuso reeducar a los pueblos liberados del yugo soviético, inculcándoles el dogma del multiculturalismo, la política identitaria y la subordinación de la soberanía nacional a instituciones supranacionales.

ONG Como Herramientas de Ingeniería Política

Las ONG, lejos de ser actores independientes, se han convertido en correas de transmisión de la oligarquía europea. Como señala Furedi, su activismo se concentra en minar las bases culturales y políticas del soberanismo. Instituciones educativas y medios de comunicación han sido colonizados por esta red, que impone una versión euro-americana de justicia social centrada en minorías, mientras devalúa la cohesión nacional.

Esto explica por qué Hungría ha sido blanco constante de ataques. Su insistencia en defender su soberanía, su política migratoria, su identidad cristiana y su derecho a un destino propio la convierte en el enemigo perfecto de Bruselas.

La Amenaza Populista y la Criminalización del Patriotismo

Desde la victoria de Donald Trump en 2016 y su reelección en 2024, el temor al populismo soberanista ha cundido en los círculos globalistas. Intelectuales como Miklós Haraszti no ocultan su preocupación: lo que está en juego no es la “democracia liberal”, sino el monopolio ideológico de las élites progresistas.

En conferencias de ONG como la celebrada en Belgrado en 2016, la pregunta no era cómo fortalecer la democracia, sino cómo “resistir” el populismo. En otras palabras, cómo suprimir la voluntad popular cuando no coincide con los dogmas del liberalismo globalista.

Hungría: Último Bastión de la Soberanía

Hungría se ha convertido en el campo de batalla de esta guerra cultural. El artículo publicado en Politico bajo el título “Cómo enfrentarse a Orbán y salvar la UE” fue un claro llamamiento a deslegitimar un gobierno electo. El objetivo no es salvar la UE, sino imponer una ideología única y sofocar cualquier resistencia soberanista.

Frank Furedi, con claridad, denuncia que esta guerra no declarada amenaza la base misma del principio democrático: el derecho de un pueblo a elegir su destino sin la intervención de poderes exteriores. Es una advertencia que Occidente haría bien en tomar en serio.

Armando Febles Ramírez y Gloria Savater colaboraron en la redacción de este artículo de manera exclusiva para Hombres Sabios Magazine.

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