La presentadora de noticias Lesley Stahl afirmó que “no sabe qué hacer” ante la vergonzosa desaparición de los medios tradicionales.
Durante una conversación con su colega Peggy Noonan, Stahl señaló: “Estamos en un punto en el que incluso el presidente”, y luego se corrigió diciendo “Elon Musk”, afirmó que los medios tradicionales están muertos. Parecía extremadamente preocupada, expresando sus inquietudes más profundas frente a una audiencia empática reunida en el estudio de la YMCA de la calle 92 en Nueva York.
Fue como si Stahl estuviera viviendo una experiencia extracorporal, sin considerar su propio papel al explicar por qué el público abandona en masa los informativos de las cadenas. Sabes que estás en problemas como periodista galardonada cuando programas como Diners, Drive-Ins and Dives de Food Network logran índices de audiencia más altos que las noticias de 24 horas de CNN.
“No sé cómo se recuperará (el medio)”, confesó Stahl. “Es como… como si estuviera cojeando”.
Noonan respondió con algunas modificaciones, señalando que no hacía falta matizar con “más o menos”. Pareciendo hermanas de una hermandad, Stahl le confesó después: “Estoy en un lugar muy oscuro al respecto”. Ambas prosiguieron a participar en un festival de abrazos, sin insinuar nunca que podrían ser parte del problema.
“Estamos hablando de algo muy esencial”, resumió Noonan. “No se trata de decir ‘ya veremos’. O ‘tal vez el mundo se acabe’. Ya veremos”. ¡Guau! Comparar los medios tradicionales con el fin del mundo puede sonar exagerado, pero reflejó la seriedad de la situación.
Sin embargo, esa reflexión no abordó cómo los medios llegaron a ese “lugar oscuro”. Stahl y Noonan parecían ajenas al hecho de que su presunción y sus ataques constantes a Trump formaban parte del comportamiento tóxico que había alienado al público.
Noonan ilustró esta desconexión al incluir bromas o mentiras descaradas a expensas de Trump, como cuando comentó tras las elecciones: “No hemos visto mucho al señor Trump, y estoy disfrutando de eso”. La audiencia rió agradecida, sin considerar que reflejaba desconocimiento sobre la avalancha de noticias que se avecinaba.
Tal vez Stahl debería replantearse el periodismo tradicional para entender mejor los pésimos índices de audiencia de los medios y, lo más importante, la pérdida de confianza del público. En sus 53 años de carrera, nunca pensó que 60 Minutes, uno de los programas más emblemáticos, enfrentaría tal irrelevancia en un mundo posterior a Trump.
Una introspección honesta revelaría que la desconexión de los medios con sus audiencias es profunda. Stahl, como otros colegas, tendría que salir de sus oficinas, dejar de depender de fuentes corruptas y afrontar la realidad.
La reacción del público, visible en comentarios en redes, confirma esta desconexión. Un espectador identificó uno de los momentos más controvertidos de Stahl en su entrevista con Trump en 2020, criticándola por su negativa a informar sobre la computadora portátil de Hunter Biden. Este episodio simboliza cómo los medios tradicionales han priorizado la narrativa sobre la verdad.
Stahl debería revisar las palabras de Trump durante aquella entrevista: “¿Por qué sigues atacando a la prensa?”, preguntó ella. “Porque así menos gente te va a creer”, respondió él.
Quizá esta respuesta, tan cruda como real, podría ofrecerle a Stahl y a los medios tradicionales una guía para comenzar su recuperación.
- Robyn Dolgin para American Thinker
