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Malas noticias para el “pantano”: Tulsi Gabbard confirmada por el Senado

U.S. Congresswoman Tulsi Gabbard speaking with attendees at The People's Convention at Huntington Place in Detroit, Michigan (Foto de Gage Skidmore)
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Trump la elige como directora de inteligencia y el Senado confirma su nominación


Tulsi Gabbard, la exrepresentante de Hawái y veterana de guerra, ha sido confirmada como directora de inteligencia nacional tras una ajustada votación en el Senado, con 52 votos a favor y 48 en contra. Esta decisión ha generado controversia en ambos lados del espectro político, dejando en evidencia la desesperación del establishment al enfrentar a una mujer que no teme desafiar la narrativa oficial.

La votación se desarrolló en líneas partidistas, con la mayoría de los republicanos apoyando la nominación de Gabbard, mientras que ningún demócrata se atrevió a respaldarla. Sorprendentemente, el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, se unió a la oposición y votó en contra, argumentando que Gabbard no es digna de la “más alta confianza pública”. No es un secreto que McConnell, símbolo del viejo aparato de Washington, ha chocado con Trump en múltiples ocasiones, y esta es solo una muestra más de la guerra interna en el Partido Republicano.

Gabbard, una enemiga del status quo

A pesar de haber sido una demócrata durante su carrera en el Congreso, Gabbard se convirtió en una figura incómoda para su antiguo partido. Su renuncia al Partido Demócrata en 2022 y su posterior apoyo a Donald Trump fueron vistas como una traición por la izquierda, que no le ha perdonado su independencia de pensamiento. La feroz oposición de los demócratas a su nominación dejó en claro que temen su llegada a la inteligencia nacional.

El senador Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata, hizo un último intento desesperado por bloquear su confirmación, calificándola de “terrible” y asegurando que no se le puede confiar la seguridad de la nación. Su histeria refleja el pánico de un sector que ha utilizado las agencias de inteligencia para sus propios intereses políticos durante años.

Un historial de valentía y servicio

Gabbard cuenta con más de 20 años de servicio militar, alcanzando el rango de teniente coronel en la Reserva del Ejército. Su experiencia en el campo, lejos de las oficinas burocráticas de Washington, le da una perspectiva que pocos en la inteligencia nacional han tenido. Sin embargo, sus críticos insisten en que carece de experiencia en inteligencia, omitiendo convenientemente que las agencias que han dirigido “expertos” en el pasado han sido responsables de escándalos como el espionaje masivo revelado por Edward Snowden o la politización del FBI.

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Durante su audiencia de confirmación, Gabbard fue atacada por su postura sobre Snowden y su reunión con el presidente sirio Bashar al-Assad. Cuando se le preguntó repetidamente si consideraba a Snowden un traidor, se negó a ceder a la presión de los senadores y reafirmó su posición: Snowden expuso programas inconstitucionales de vigilancia masiva contra los ciudadanos estadounidenses. Este tipo de respuestas demuestran que Gabbard no se deja manipular ni por la izquierda ni por la derecha.

Un desafío para la élite de Washington

El nombramiento de Gabbard representa una amenaza directa para los grupos que han dominado la política de inteligencia de Estados Unidos. Sus opositores la han calificado de “títere de Trump”, “títere de Putin”, e incluso “títere de Assad”. Sin embargo, como ella misma respondió con ironía en su audiencia, es absurdo que alguien pueda ser simultáneamente la marioneta de tantos líderes. Lo que realmente les molesta es que no pueden controlarla.

A pesar del escepticismo inicial de algunos republicanos, Gabbard logró obtener el respaldo de senadores clave tras reuniones privadas. El vicepresidente JD Vance y aliados de Trump trabajaron arduamente para asegurar su confirmación, lo que refuerza la idea de que la nueva administración busca reformar la inteligencia nacional desde sus cimientos.

Conclusión: el comienzo de una nueva era

Con la llegada de Tulsi Gabbard a la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, el pantano de Washington enfrenta una nueva amenaza. Su liderazgo podría marcar el inicio de una reforma que exponga y termine con el uso político de las agencias de inteligencia. No es de extrañar que los viejos guardianes del poder la teman: no pueden controlarla, y eso la convierte en una de las figuras más peligrosas para el establishment.

Lesma Betancourt, periodista, colaboró en la redacción de este artículo de manera exclusiva para Hombres Sabios Magazine.