El economista Thomas Sowell advirtió que la política arancelaria de Donald Trump podría llevar a una crisis comercial global. Mientras la Casa Blanca celebra su “Día de la Liberación”, los ecos de los años 30 y la Gran Depresión resuenan con fuerza. En este análisis escéptico y libertario, examinamos si se trata de un error histórico… o de un acto de soberanía nacional largamente postergado.
El Fantasma de la Gran Depresión Regresa con Nombre y Apellido
Thomas Sowell no es cualquier comentarista. A sus 94 años, este economista lúcido y sin pelos en la lengua ha visto pasar a presidentes, burbujas financieras, recesiones y burdos experimentos sociales. Por eso, cuando comparó la política arancelaria de Donald Trump con los errores económicos de los años 20 y 30, más de uno se estremeció.
Según Sowell, el “Día de la Liberación” anunciado por la Casa Blanca —con bombos, platillos y banderas patrióticas— no es más que una peligrosa repetición de una estrategia que ya antes llevó al mundo al desastre.
“Es doloroso ver cómo se repite una decisión tan ruinosa de la década de 1920”, dijo Sowell sin rodeos.
¿Aranceles Como Defensa o Como Cebo?
La administración Trump ha presentado los aranceles como una medida justa de reciprocidad comercial. Si un país impone barreras a los productos estadounidenses, entonces Estados Unidos cobrará aranceles equivalentes. En teoría, suena justo. En la práctica, puede convertirse en una esgrima de castigos mutuos que desemboque en una guerra comercial de consecuencias globales.
La historia no es amable con quienes jugaron con fuego en el comercio internacional. La Ley Smoot-Hawley de 1930, ampliamente citada por los economistas como causa agravante de la Gran Depresión, comenzó con buenas intenciones proteccionistas… y terminó reduciendo el comercio mundial un 65%.
Sowell teme que Trump esté cayendo en el mismo patrón: improvisación, falta de reglas claras, amenazas como herramienta de negociación y un ambiente general de incertidumbre que asfixia la inversión y el consumo.
El Factor Roosevelt y la Ilusión del Ensayo y Error
Sowell comparó brevemente a Trump con Roosevelt, pero sólo para destacar sus diferencias.
Roosevelt, argumenta, podía experimentar dentro de un sistema estructurado y con un marco más o menos comprensible para los actores económicos. Trump, en cambio, es el único que escribe las reglas sobre la marcha.
Y eso, lejos de estimular el dinamismo económico, crea un clima de parálisis.
“Cuando mucha gente conserva su dinero, se pueden obtener resultados como los de la Gran Depresión de la década de 1930”, afirmó Sowell.
La clave del comentario es reveladora: la incertidumbre es el verdadero enemigo de la economía libre. Y en un entorno donde la política económica se percibe como una serie de ocurrencias o “estratagemas a corto plazo”, los inversores simplemente se retiran del tablero.
¿Soberanía Económica o Aislamiento Autoimpuesto?
Aquí es donde el enfoque libertario se enfrenta al nacionalismo económico.
Por un lado, el libre comercio auténtico, sin interferencias ni subsidios, es la vía más directa hacia la prosperidad. Por otro, el globalismo ha torcido ese principio, reemplazándolo por acuerdos manipulados, protecciones a corporaciones transnacionales y el desmantelamiento de industrias nacionales.
¿Está Trump corrigiendo ese rumbo torcido o está improvisando con fuego?
Sowell admite una excepción: si los aranceles son utilizados estratégicamente y por tiempo limitado, podrían tener un efecto positivo. El problema —y aquí viene el escepticismo saludable— es que no hay señales claras de que haya un plan real. No hay objetivos medibles, no hay límites temporales, y mucho menos transparencia.
Los Mercados No Son Estúpidos
Tras varios anuncios arancelarios, el mercado reaccionó a la baja. No por capricho, sino porque entiende lo que está en juego.
“La gente se aferra a su dinero antes de hacer cualquier cosa porque no sabe a dónde los llevará esto”, remató Sowell.
Si el objetivo de Trump es debilitar el modelo globalista, necesita más que discursos patrióticos. Necesita reglas claras, plazos definidos y, sobre todo, una estrategia económica basada en principios de libertad, no en presiones y parches.
Conclusión: ¿Estamos Ante el Próximo Gran Error Económico?
Trump ha demostrado ser un disruptor, sí. Pero también debe demostrar que sus acciones tienen dirección y coherencia. Porque si todo se reduce a golpes de efecto y reacciones viscerales, entonces Sowell tendrá razón, y estaremos abriendo las puertas a una recesión innecesaria, provocada por quienes dicen protegernos de una globalización enferma… recurriendo a métodos igual de insensatos.
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¿Puede la soberanía comercial sobrevivir sin caer en el proteccionismo suicida?