El presidente rechaza la presión israelí para acorralar a Irán y apuesta por un acuerdo nuclear.
En un movimiento que desafía abiertamente las ambiciones de guerra de Israel, el presidente Donald Trump reafirmó su postura de evitar una confrontación militar con Irán y apostar por un Acuerdo de Paz Nuclear Verificado. Con ello, dejó en evidencia la persistente intención del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de llevar a Estados Unidos a un conflicto bélico contra Teherán.
A través de una publicación en Truth Social, Trump desmintió los rumores sobre una inminente operación militar coordinada con Israel contra Irán. “Quiero que Irán sea un país grande y exitoso, pero que no pueda tener un arma nuclear”, escribió el presidente, dejando claro que su enfoque es diplomático, no bélico. “Los informes de que Estados Unidos, trabajando en conjunto con Israel, va a hacer volar a Irán en pedazos, SON MUY EXAGERADOS”.
El rechazo a la guerra y la obsesión de Netanyahu
Trump ha dejado en claro que no permitirá que Israel dicte la política exterior estadounidense en Medio Oriente, un patrón que ha marcado la agenda de los gobiernos anteriores. A diferencia de sus predecesores, que cedieron a las presiones israelíes para intervenir en conflictos interminables, el 47° presidente de EE.UU. busca evitar otro atolladero militar en la región.
Netanyahu, cuyo gobierno ha empujado incansablemente a Washington hacia una guerra con Irán, ha visto frustrados sus intentos de manipular a la administración Trump en esta dirección. Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, un periodista le insinuó al presidente que Netanyahu “quiere que EE.UU. ataque a Irán”. La respuesta de Trump fue directa y fulminante: “No sabes lo que quiere. ¿Qué sabes tú de nada?”
Con esta declaración, el mandatario dejó claro que no está dispuesto a ser un peón en el tablero geopolítico de Israel. Durante años, Netanyahu ha hecho lo imposible por empujar a Estados Unidos a un enfrentamiento con Irán, utilizando el viejo pretexto de la “amenaza nuclear”. Sin embargo, Trump ha optado por una estrategia distinta: presión diplomática sin intervención militar.
La visión de Trump: Paz y prosperidad en lugar de guerra
En contraste con la postura bélica de Netanyahu, Trump propone un Acuerdo de Paz Nuclear Verificado que permita a Irán desarrollarse económicamente sin adquirir armamento nuclear. “Preferiría mucho más un acuerdo de paz nuclear verificado, que permita a Irán crecer y prosperar pacíficamente”, afirmó en su mensaje.
Esta estrategia no solo evita el costo humano y económico de una guerra innecesaria, sino que también podría contribuir a estabilizar una región que durante décadas ha sido el epicentro de conflictos interminables. Mientras que el lobby globalista en Washington y los intereses expansionistas de Israel buscan mantener un estado de guerra permanente, Trump sigue comprometido con la idea de que la política exterior estadounidense debe beneficiar a los ciudadanos de EE.UU., no a los intereses de gobiernos extranjeros.
El martes, en un claro contraste con su postura sobre Irán, el presidente reiteró su intención de que Estados Unidos tome el control de Gaza, sugiriendo que el enclave palestino podría ser transformado en una zona de desarrollo económico bajo supervisión estadounidense. “Creo que seremos los grandes guardianes de algo que es muy, muy fuerte, muy poderoso y muy, muy bueno para la zona, no sólo para Israel, sino para todo Oriente Medio”, afirmó.
El peligro de seguir el juego de Israel
Israel ha utilizado durante años el espectro de la “amenaza iraní” para justificar su expansión en la región y sus acciones contra los palestinos, buscando que Washington actúe como su brazo armado en Medio Oriente.
Desde hace décadas, los neoconservadores y los grupos de presión pro-israelíes han tratado de mantener a Estados Unidos en un estado de guerra permanente, ya sea en Irak, Afganistán o Siria. Ahora intentan repetir la misma estrategia con Irán, pero Trump parece haber aprendido la lección de los errores del pasado.
La guerra con Irán no beneficiaría a los estadounidenses, solo serviría para cumplir las ambiciones de Netanyahu y del lobby sionista, que buscan consolidar su dominio en la región sin importar el costo humano. Pero Trump, en un acto de lucidez estratégica, ha decidido apostar por la diplomacia en lugar del conflicto.
Trump desafía la narrativa globalista y reafirma su liderazgo
A lo largo de su carrera política, Trump ha prometido acabar con las guerras sin sentido que solo enriquecen a contratistas militares y benefician a países extranjeros a costa del sacrificio de los estadounidenses. Su postura respecto a Irán es un claro mensaje de que no permitirá que EE.UU. caiga en otra trampa bélica al servicio de Israel.
Su mensaje en Truth Social no deja lugar a dudas: la política exterior de EE.UU. debe estar guiada por los intereses nacionales, no por las presiones de aliados extranjeros con ambiciones imperialistas. Mientras los halcones de guerra en Washington claman por una intervención, Trump apuesta por un acuerdo nuclear que garantice la paz en la región sin comprometer la seguridad de Estados Unidos.
Los globalistas y el complejo militar-industrial no tardarán en atacar su postura, pero para aquellos que defienden una política exterior patriota y soberana, su rechazo a una guerra con Irán representa un paso crucial en la recuperación del verdadero liderazgo estadounidense.
El camino está claro: o seguimos la narrativa de Netanyahu y nos sumergimos en otro conflicto interminable, o apostamos por la paz y la estabilidad. Trump ha elegido el segundo camino, demostrando una vez más que su presidencia es un quiebre con el pasado y una oportunidad para corregir décadas de errores en la política exterior.
⨀ Armando Febles Ramírez y Gloria Savater, colaboraron en la redacción de este artículo de manera exclusiva para Hombres Sabios Magazine.