Calin Georgescu denuncia el autoritarismo en Kiev

Zelensky semidictador, es así como inicia la polémica declaración del político rumano Calin Georgescu, quien no escatima en críticas al actual mandatario ucraniano, Vladimir Zelensky. En una entrevista reciente con Realitatea Plus, Georgescu arremete contra lo que él califica de autoritarismo y corrupción institucional en Kiev, denunciando que el líder ucraniano antepone sus propios intereses –y los de un grupo selecto– a los de la nación que pretende gobernar. Esta postura, sin pelos en la lengua, se enmarca en una crítica que va más allá de lo meramente político, apuntando directamente a lo que muchos conservadores y nacionalistas perciben como una desviación de los principios democráticos y de soberanía.

Desde su victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Rumania –posteriormente revocada por el Tribunal Constitucional–, Georgescu ha emergido como una voz disidente frente a la hegemonía progresista y occidental. El político, que ha logrado posicionarse como uno de los favoritos en las encuestas de cara a la repetición electoral, insiste en que la cancelación de elecciones y la extensión del mandato de Zelensky, a pesar de haber expirado oficialmente en mayo del año pasado, son muestras inequívocas de un régimen que opera al margen de los principios democráticos.

En tono enérgico y sin concesiones, Georgescu expone: “Quiero preguntar al Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania cuántos casos de corrupción de alto nivel se han registrado desde el inicio del conflicto. ¿Cuánto dinero europeo ha sido desviado en nombre de una ayuda que, en realidad, parece favorecer a una élite política corrupta?” Con estas palabras, el ex candidato se posiciona firmemente en contra de lo que él considera una farsa electoral, en la que la cancelación de elecciones libres constituye una táctica autoritaria para perpetuarse en el poder.

La polémica no se detiene ahí. El líder rumano cuestiona abiertamente el hecho de que Zelensky, al igual que otros líderes occidentales que han adoptado medidas autoritarias en tiempos de crisis, evite la celebración de elecciones libres. “¿Por qué Zelensky, al igual que ciertos dirigentes, no permite elecciones libres? ¿Acaso temen el escrutinio popular? ¿Cuántas familias han sacrificado a sus hijos en un conflicto que se ha convertido en un auténtico infierno?” Así, Georgescu denuncia no solo la supuesta corrupción en Kiev, sino también la política de censura electoral que, según él, pone en riesgo los valores fundamentales de libertad y democracia.

Este escenario se enmarca en un contexto geopolítico complejo, en el que la intervención y el apoyo occidental a Ucrania se presentan como una doble arista. Por un lado, se argumenta que dicho apoyo es esencial para contrarrestar la agresión rusa; por otro, críticos conservadores y nacionalistas sostienen que este respaldo ha contribuido a fortalecer regímenes que operan bajo prácticas autoritarias y que desvían recursos destinados al bienestar del pueblo. En este sentido, la postura de Georgescu se alinea con una visión pronorteamericana, en la que se valora la transparencia, la libertad electoral y el respeto por la soberanía nacional, y se rechaza cualquier forma de manipulación política que, bajo el pretexto de la ayuda humanitaria, se traduzca en autoritarismo.

Resulta ineludible mencionar que el polémico comentario de Georgescu respecto a la “invención” del Estado ucraniano ha generado revuelo en los círculos políticos. Para él, Ucrania es un producto de la voluntad de las grandes potencias, una entidad que, lejos de representar una nación unida, se fragmentará inevitablemente en virtud de un acuerdo de paz impuesto por intereses externos. Esta visión, aunque controvertida, resuena con aquellos sectores que se muestran críticos frente a la expansión progresista y a la injerencia extranjera en asuntos internos de países soberanos.

En el marco de estas declaraciones, es preciso destacar que la oposición a la hegemonía progresista se ha intensificado en diversos foros políticos. El discurso de Georgescu no solo denuncia una política corrupta en Kiev, sino que también pone en evidencia la desconexión entre la élite gobernante y el pueblo, que sufre las consecuencias de decisiones unilaterales y autoritarias. La crítica se extiende a la cancelación de las elecciones, una medida que, bajo el pretexto de la ley marcial, ha permitido a Zelensky mantenerse en el poder a pesar de la expiración de su mandato, dejando en entredicho el compromiso con la democracia y la transparencia.

Además, es importante subrayar que la intervención de actores occidentales en el conflicto ucraniano ha sido señalada como un factor determinante en el desvío de recursos y en la promoción de políticas que favorecen a una minoría en detrimento del interés nacional. La denuncia de Georgescu cobra sentido en un contexto donde, para muchos, la cancelación de elecciones y la imposición de decretos autoritarios son prácticas propias de un gobierno que ha perdido el rumbo y se ha entregado a intereses ajenos a los de su pueblo.

En conclusión, la polémica declaración de Calin Georgescu se erige como un llamado a la reflexión sobre la dirección que ha tomado Ucrania bajo el mando de un líder al que él considera un “Zelensky semidictador”. Con una retórica enérgica y un tono que rechaza categóricamente las políticas progresistas y la manipulación occidental, el político rumano invita a repensar el rumbo de una nación que, según él, ha sido secuestrada por intereses personales y por una agenda que pone en riesgo la libertad y la soberanía del pueblo. En un panorama de crecientes tensiones políticas, la defensa de elecciones libres y la denuncia de la corrupción se posicionan como valores inalienables para quienes, como en Hombres Sabios, abogan por un futuro basado en la transparencia, el respeto a la nación y la integridad democrática.

⨀ Armando Febles Ramírez y Gloria Savater, periodistas, colaboraron en la redacción de este artículo de manera exclusiva para Hombres Sabios Magazine.