El Pentágono ha iniciado una investigación sobre filtraciones de seguridad nacional, vinculadas al uso del polígrafo por el Departamento de Defensa. En el contexto del gobierno de Donald Trump, estas medidas se suman a un esfuerzo más amplio por erradicar las divulgaciones no autorizadas. La polémica incluye el caso Musk y refleja una ofensiva contra los tentáculos globalistas en las instituciones.
El Pentágono Contraataca: Guerra Interna Por El Control De La Información
Las recientes acciones del Departamento de Defensa de Estados Unidos no pueden entenderse como simples procedimientos administrativos. La investigación del Pentágono por filtraciones revela una batalla mayor: la lucha por el control narrativo dentro del Estado profundo.
Pete Hegseth, secretario de Defensa bajo el mandato de Donald Trump, emitió un memorando que alerta sobre “divulgaciones no autorizadas” dentro del sistema. Si bien no detalla nombres ni casos específicos, la señal es clara: hay una purga en marcha contra los infiltrados que han socavado la seguridad institucional desde adentro.
Polígrafo: Ciencia Dudosa, Herramienta Política
Una de las medidas centrales de esta ofensiva es el uso sistemático del polígrafo, una herramienta ampliamente empleada en agencias federales, aunque su fiabilidad ha sido cuestionada durante décadas.
La Corte Suprema de Justicia Militar, en 1998, determinó su inadmisibilidad en los tribunales, lo que pone en entredicho su validez como prueba objetiva. No obstante, el gobierno ha decidido usarlo como filtro ideológico: una suerte de examen de lealtad dentro de los órganos de defensa.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha liderado este esfuerzo, sobre todo en áreas relacionadas con la seguridad fronteriza y migratoria. Se trata de limpiar la casa desde adentro, y el polígrafo, más allá de su dudoso sustento científico, se convierte en un instrumento de selección interna.
La Sombra Globalista Y El Caso Musk
En medio de esta cruzada, surge un caso mediático que ilustra cómo los medios alineados con la agenda globalista operan para confundir y desinformar. Se difundió que Elon Musk estaría recibiendo detalles confidenciales sobre estrategias de guerra contra China. El propio Musk y el presidente Trump lo desmintieron categóricamente.
Musk, fiel a su estilo irreverente, denunció al New York Times por diseminar falsedades sin pruebas. Esta maniobra encaja con el patrón habitual del establishment progresista: si no pueden controlar a una figura pública, intentan destruir su credibilidad.
No se trata solo de Musk. La prensa hegemónica lleva años filtrando selectivamente información sensible para moldear la opinión pública según los dictados de intereses supranacionales.
¿Por Qué Ahora? Un Contexto De Limpieza Y Realineamiento
Estas medidas se dan en un contexto de endurecimiento por parte de la administración Trump, que ha iniciado una ofensiva coordinada en los departamentos de Defensa, Seguridad Nacional y Justicia. Las filtraciones, que en gobiernos anteriores eran toleradas o incluso alentadas como globos de ensayo para medir el humor social, ya no son vistas con la misma condescendencia.
El objetivo es claro: blindar el aparato institucional contra elementos desleales que actúan como correas de transmisión de intereses externos. Lo que está en juego no es solo la seguridad nacional, sino la soberanía política del país.
En este sentido, no sorprende que el Departamento de Justicia también haya abierto investigaciones sobre filtraciones vinculadas a la pandilla venezolana Tren de Aragua, cuya infiltración en territorio estadounidense podría tener ramificaciones más profundas de lo que se reconoce públicamente.
El Doble Juego De Las Filtraciones
Es importante subrayar que las filtraciones, en el pasado, han sido utilizadas por el propio gobierno como herramientas estratégicas. Desde las guerras de Vietnam hasta los escándalos de inteligencia en la era Obama, las “filtraciones” eran muchas veces calculadas.
Pero bajo Trump, la lógica cambia. Ya no se trata de manipular a la opinión pública con filtraciones controladas, sino de eliminar el juego sucio de raíz. Esta diferencia de enfoque es esencial para entender el actual clima de tensión dentro del aparato estatal.
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¿Estamos asistiendo a una verdadera purga de elementos globalistas en el Estado profundo? ¿O el sistema sigue jugando a dos bandas mientras aparenta control?
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Sergio Guarda colaboró en la redacción de este artículo de manera exclusiva para Hombres Sabios Magazine.