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La Confianza en los Medios Tradicionales, en Mínimos Históricos

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La confianza de los estadounidenses en los medios tradicionales alcanzó un mínimo histórico en 2024: solo el 31 % del público afirma tener “mucha” o “bastante” confianza en los medios más importantes que brindan noticias.

Entre los votantes independientes, esta cifra se reduce aún más, al 27 %. De acuerdo con Gallup, los medios de comunicación ocupan el último lugar entre 10 instituciones cívicas y políticas en las que los estadounidenses depositan su confianza, superados incluso por el Congreso, que tradicionalmente ha tenido la peor valoración.

Este panorama sombrío se agudizó con despidos masivos en la industria. A pesar de ser un año electoral, época en la que normalmente aumentan los ingresos por noticias, los principales medios sufrieron recortes sustanciales. Axios, The Washington Post y NPR comenzaron el año con reducciones significativas de personal, mientras que Los Angeles Times eliminó más del 20 % de su sala de redacción en enero, y Time Magazine, el 15 %.

La situación no mejoró con el paso de los meses. Associated Press redujo su plantilla un 8 % en noviembre, y CNN, tras despedir a 100 empleados en verano, anticipó más recortes para 2025. Por su parte, Comcast anunció la escisión de MSNBC como una empresa independiente, posiblemente con una nueva imagen.

Mientras tanto, las audiencias de los noticieros por cable continúan disminuyendo. Según Nielsen, MSNBC y CNN registraron caídas significativas, mientras que Fox News consolidó su dominio con el 72 % de los espectadores en horario de máxima audiencia. Este cambio refleja una tendencia creciente hacia los podcasts y nuevos medios como principales fuentes de información.

El declive en la confianza pública tiene raíces profundas. Los errores periodísticos y las acusaciones de sesgo partidista marcaron la cobertura de eventos clave en 2024, desde los intentos de asesinato contra Donald Trump hasta la salud mental de Joe Biden. Moderadores y analistas fueron criticados por verificaciones de hechos deficientes, mientras que la cobertura sesgada en debates y temas internacionales minó aún más la credibilidad de los medios tradicionales.

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La industria parece dividida entre reconocer sus fallos y persistir en sus viejas prácticas. Aunque algunos propietarios, como Jeff Bezos de The Washington Post, han prometido un cambio hacia una cobertura más equilibrada, los mea culpas dentro del periodismo son raros y, a menudo, forzados por demandas legales.

El año 2024 deja a los medios tradicionales frente a un reto existencial: recuperar la confianza de una audiencia que cada vez más busca alternativas en el ecosistema mediático. Solo el tiempo dirá si esta crisis de credibilidad será el impulso necesario para un cambio estructural o el preludio de su decadencia definitiva.