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Intento De Asesinato Contra Kavanaugh Por Fanático Progre

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El intento de asesinato contra el juez Brett Kavanaugh por parte de Nicholas John Roske, motivado por la filtración del fallo Dobbs y su postura sobre las armas, pone en evidencia el clima tóxico e ideologizado que impera en Estados Unidos. El caso revela la descomposición moral y mental de ciertos sectores radicalizados, y la hipocresía mediática en torno a la violencia política.


Un Atentado Silenciado Por La Corrección Política

Nicholas John Roske, un hombre californiano de 26 años, ha aceptado declararse culpable de conspirar para asesinar al juez de la Corte Suprema Brett Kavanaugh. Su motivación: la filtración del fallo Dobbs v. Jackson, que revertía el caso Roe vs. Wade, y la posibilidad de una ampliación del derecho constitucional a portar armas.

Este caso, que debería haber causado conmoción nacional, fue deliberadamente minimizado por los grandes medios. ¿Por qué? Porque la víctima era un juez conservador. Porque el atacante simpatizaba con causas de la izquierda radical. Porque el relato no encajaba en la narrativa.


Detalles Escalofriantes De Una Mente Dañada

Roske viajó desde California hasta la residencia de Kavanaugh en Maryland en junio de 2022. Llevaba una pistola, un cuchillo, bridas, y vestía completamente de negro. El objetivo era claro: matar al juez. Sólo un encuentro con el equipo de seguridad lo disuadió. Luego llamó a su hermana, quien lo convenció de abandonar el plan. Finalmente, fue él mismo quien se entregó a la policía.

Según documentos judiciales, Roske padecía tendencias suicidas y había pedido reiteradamente ayuda psiquiátrica. Tras su detención, declaró que creyó que matando a Kavanaugh “haría del mundo un lugar mejor”. Estas palabras no son sólo reflejo de una mente perturbada, sino producto de una cultura que glorifica el activismo fanático disfrazado de justicia social.

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La Filtración Que Encendió La Mecha

El desencadenante fue la filtración sin precedentes del borrador de la decisión Dobbs en mayo de 2022. Fue un ataque directo a la institucionalidad judicial y a la independencia de la Corte Suprema. Fue, en muchos sentidos, un llamado velado a la acción.

El hecho de que esa filtración aún no haya sido investigada a fondo ni sancionada habla del estado de descomposición institucional que atraviesa Estados Unidos. El máximo tribunal fue expuesto deliberadamente, y ese acto irresponsable sembró el terreno para que individuos como Roske pasen del fanatismo a la violencia.


El Perfil Oculto Del Atacante

Roske no sólo estaba armado. También estaba ideológicamente armado por la cultura de odio que se propaga en foros digitales, medios progresistas y redes sociales. Se hacía llamar “Sophie”, una “chica gamer trans”, y se identificaba como un “esclavo mariquita” en plataformas online. Todo un símbolo de la confusión mental y espiritual promovida por el progresismo radical.

Este detalle, que podría haber ocupado titulares de cualquier noticiario si el atacante hubiese sido un tradicionalista blanco y cristiano, fue convenientemente omitido por quienes controlan la narrativa.


El Silencio Culpable De La Prensa

Bill Maher, comediante de izquierda, no pudo evitar reconocer la hipocresía: “Si se hubiera tratado de un juez liberal, habría sido portada en todos los medios.” Y tiene razón. La violencia contra figuras conservadoras no sólo no escandaliza a la prensa dominante, sino que es relativizada, encubierta o directamente ignorada.

La cobertura mediática desigual no es inocente. Al contrario, refuerza un clima donde ciertos tipos de violencia son tolerables, siempre y cuando las víctimas estén del lado “incorrecto” de la historia.


Justicia, Sí. Pero También Verdad

Si el tribunal acepta la declaración de culpabilidad, Roske podría enfrentar cadena perpetua. Pero más allá del destino individual del atacante, este caso es un símbolo de una verdad más profunda: vivimos en una época donde el radicalismo disfrazado de justicia está dispuesto a matar.

Este episodio debería servir para encender las alarmas: sobre el rol de los medios, el deterioro de la salud mental, y la necesidad de reconstruir la civilidad perdida. Pero también para reflexionar sobre el precio de permitir que las instituciones sean deslegitimadas desde dentro, sin consecuencias.


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¿Se está normalizando la violencia política contra jueces y figuras conservadoras en Estados Unidos? ¿Dónde están los defensores de la democracia cuando el objetivo es uno de los suyos?

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