Mientras el mundo celebra el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, las Naciones Unidas avanzan silenciosamente en su propia agenda: un sistema de identificación digital obligatorio, censura masiva y vigilancia estatal bajo el pretexto de combatir la "desinformación". Bajo el disfraz de un "futuro sostenible", la ONU promueve herramientas de control que podrían convertir a la humanidad en esclava del globalismo digital.