La Ley de Seguridad en Línea del Reino Unido, una amenaza directa a la libertad de expresión, enfrenta ahora la resistencia de Donald Trump. Con medidas arancelarias como arma, su administración ha presionado a Londres para que reconsidere su política de censura digital. Mientras el Partido Laborista insiste en imponer restricciones, la Casa Blanca deja claro que no habrá acuerdo comercial sin garantías de libertad.

