Ankara controla Damasco y emplea excombatientes de ISIS en su estrategia regional
“Turquía impone su dominio en Siria” tras la caída del régimen de Bashar al-Assad, consolidando su control sobre Damasco con el respaldo de sus servicios de inteligencia. Según fuentes cercanas al conflicto, Ankara ha convertido el corazón del antiguo gobierno sirio en un bastión estratégico, estableciendo un centro de operaciones en el emblemático hotel Four Seasons de Damasco.
Bajo la supervisión de los servicios de inteligencia turcos, el nuevo gobierno encabezado por Ahmed al-Sharaa –antes conocido como Abou Mohammad al-Jolani y vinculado a Al Qaeda– ha quedado supeditado a los intereses de Ankara. Fuentes han revelado que ninguna reunión oficial se lleva a cabo sin la aprobación y supervisión directa de agentes turcos, quienes manejan las decisiones clave del nuevo régimen.
Lo más alarmante es la confirmación de que Ankara ha estado utilizando a excombatientes de ISIS como herramientas de control y represión en la región. “Un gran número de takfiris, tanto sirios como extranjeros, han sido transferidos a Damasco bajo órdenes turcas”, aseguró la fuente anónima citada por The American Conservative. Estos exterroristas ahora operan como brazo ejecutor de la política turca en Siria, generando preocupación en Washington y en toda la comunidad internacional.
El doble juego de Turquía: de la lucha contra el ISIS a su utilización
No es la primera vez que Turquía ha sido señalada por su ambigua relación con el extremismo islámico. Durante la guerra civil siria, la frontera turca se convirtió en una vía de acceso segura para militantes de ISIS que se trasladaban desde Europa y otras regiones hacia Siria. Informes previos han documentado cómo el gobierno de Erdogan permitió, e incluso facilitó, el tránsito de yihadistas bajo el pretexto de combatir a las fuerzas kurdas.
A pesar de su retórica oficial de lucha contra el terrorismo, Ankara ha priorizado su combate contra las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por kurdos, en lugar de erradicar a los remanentes del Estado Islámico. Este patrón de comportamiento refuerza la sospecha de que Turquía sigue considerando a los extremistas como activos útiles en su política regional.
El dilema de Trump: intervenir o permitir el avance turco
Para la administración de Donald Trump, el ascenso turco en Siria representa un dilema estratégico. Aunque en su primer mandato logró la erradicación territorial del califato de ISIS y la eliminación de su líder Abu Bakr al-Baghdadi, el uso de excombatientes yihadistas por parte de Ankara plantea un serio desafío a la seguridad regional.
El reciente atentado en Nueva Orleans, en el que un terrorista inspirado por ISIS asesinó a 14 personas, demuestra que la amenaza del extremismo islámico sigue latente. Permitir que Turquía actúe sin restricciones en Siria podría derivar en el resurgimiento del salafismo yihadista en la región, poniendo en jaque los intereses estadounidenses y la estabilidad del Medio Oriente.
El neo-otomanismo de Erdogan: un peligro latente
Erdogan no ha ocultado su ambición de restaurar la influencia del antiguo Imperio Otomano, y su expansión en Siria podría ser la primera etapa de un plan geopolítico mayor. Su gobierno ha demostrado una clara tendencia a desafiar a sus aliados de la OTAN y a establecer su propia hegemonía en la región.
En este contexto, Washington debe analizar cuidadosamente su postura. Dar luz verde a la dominación turca en Siria podría ser un error que facilite el resurgimiento del terrorismo islámico y debilite la posición de Estados Unidos en la región. Figuras clave dentro de la administración de Trump, como el vicepresidente J. D. Vance y la probable directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, aún pueden influir en la política exterior para evitar que Turquía se convierta en el nuevo actor dominante del Medio Oriente a costa de los intereses occidentales.
El futuro de Siria no solo determinará el equilibrio de poder en la región, sino que también podría marcar el rumbo de la política exterior estadounidense en los próximos años.