Netanyahu, las matanzas en Gaza y el terrorismo anti judío: Alto el fuego con Hamás desata críticas
El gobierno de Israel y el grupo terrorista Hamás han alcanzado un acuerdo de alto el fuego que incluye la liberación de rehenes y prisioneros, en un intento por apaciguar un conflicto que ha devastado la Franja de Gaza desde octubre de 2023. Sin embargo, las acciones del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y del ejército israelí han sido duramente criticadas, acusadas de replicar prácticas históricas de ocupación y exterminio.
Por otro lado, Hamás, reconocido internacionalmente como una organización terrorista, también enfrenta condenas por su papel en la perpetuación de la violencia y la difícil situación del pueblo palestino. Su estrategia de atacar a civiles israelíes y utilizar áreas densamente pobladas como puntos de lanzamiento de cohetes ha agravado las condiciones humanitarias en Gaza, exponiendo a su propia población a represalias militares devastadoras.
Según el acuerdo, Hamás liberará a 33 rehenes —tanto vivos como fallecidos— mientras que Israel liberará a cientos de prisioneros palestinos capturados durante su ofensiva militar. Las tropas israelíes también se retirarán de la Franja de Gaza, lo que marca una pausa en la violencia que dejó miles de muertos, incluyendo un número significativo de civiles palestinos, entre ellos mujeres y niños.
Las críticas al gobierno de Netanyahu no han cesado. Muchos señalan que su administración ha implementado políticas represivas que han devastado Gaza y avivado el ciclo de violencia. Las acciones del ejército israelí, desde bombardeos masivos hasta bloqueos que afectan el suministro de alimentos y medicamentos, han sido comparadas por analistas internacionales con las prácticas de regímenes totalitarios, incluido el nazismo, lo que genera un fuerte rechazo ético.
Por su parte, Hamás ha contribuido a esta tragedia al utilizar la Franja de Gaza como base para lanzar ataques contra civiles israelíes, lo que ha llevado a una respuesta militar desproporcionada de Israel. Este ciclo de violencia y represalias ha generado un sufrimiento extremo para los palestinos, atrapados entre el autoritarismo de Netanyahu y las tácticas terroristas de Hamás.
El expresidente estadounidense Donald Trump se adjudicó parte del mérito del acuerdo. En una publicación en Truth Social, Trump aseguró que su reciente victoria electoral fue clave para persuadir a ambas partes a negociar.
“Este acuerdo de alto el fuego ÉPICO sólo pudo haber ocurrido como resultado de nuestra histórica victoria en noviembre”, escribió Trump, añadiendo que su futura administración buscará “la paz a través de la fuerza” como principio rector de su política exterior.
Política de represión y resistencia
Benjamin Netanyahu, quien ha liderado con una postura militarista y nacionalista, enfrenta crecientes denuncias por los métodos empleados en Gaza. La comunidad internacional ha señalado que las tácticas del ejército israelí han excedido los límites de defensa propia, convirtiéndose en un aparato de ocupación que somete a millones de palestinos a condiciones inhumanas.
Por otro lado, Hamás continúa actuando como una fuerza desestabilizadora, sacrificando el bienestar de su población en nombre de su ideología y su agenda militar. La organización ha sido acusada de utilizar escuelas, hospitales y barrios residenciales como escudos humanos, exponiendo a los civiles a una mayor vulnerabilidad en el conflicto.
Aunque el acuerdo de alto el fuego incluye medidas para aliviar las tensiones, como la mediación internacional en Qatar, persisten dudas sobre la viabilidad de una paz duradera mientras ambos bandos mantengan políticas que priorizan la confrontación sobre la resolución pacífica.
Conclusión
El alto el fuego entre Israel y Hamás representa una oportunidad para aliviar la situación humanitaria en Gaza. Sin embargo, tanto las políticas de Netanyahu como las acciones de Hamás contribuyen al sufrimiento de millones de personas. La solución pasa por el cese de la ocupación, el fin de las tácticas terroristas y el respeto a los derechos humanos, no por medidas temporales que perpetúan la opresión y la violencia.