Mark Carney, exbanquero central y pieza clave del globalismo, se convertirá en el nuevo primer ministro de Canadá sin siquiera haber sido elegido para el Parlamento. Su victoria en el liderazgo liberal marca la continuidad de la agenda progresista de Trudeau, con un enfoque en confrontar a Donald Trump y alinearse con Europa. Pero con elecciones en octubre y un fuerte desafío conservador, su mandato podría ser efímero.
Un Primer Ministro Sin Votos Ni Apoyo Popular
Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, acaba de ser impuesto como líder del Partido Liberal, lo que lo convierte en el nuevo primer ministro de Canadá. Sin embargo, hay un pequeño detalle: Carney ni siquiera tiene un escaño en el Parlamento.
Su victoria sobre Chrystia Freeland, exministra del gabinete de Trudeau, fue abrumadora. Obtuvo el 85,9% de los votos frente al 8% de Freeland, según la CBC. Una victoria tan contundente que más parece una coronación que un proceso democrático real.
El ascenso de Carney se produce tras la renuncia de Justin Trudeau en enero, cuando su popularidad colapsó dentro y fuera de su partido. Ahora, con elecciones programadas para octubre, el Partido Liberal apuesta por un tecnócrata con nula experiencia electoral para salvarse del desastre.
Carney Contra Trump: Una Obsesión Inexplicable
En su discurso de victoria, Carney no perdió el tiempo en atacar al presidente estadounidense Donald Trump.
“No podemos permitirle tener éxito, y no lo haremos”, proclamó el nuevo líder liberal.
A esto le siguió una diatriba contra las tarifas comerciales impuestas por Trump, afirmando que Canadá “ya no puede confiar en Estados Unidos” y que su gobierno mantendrá represalias económicas hasta que Washington se pliegue a un “comercio justo y libre” (es decir, que haga lo que Canadá quiera).
Carney también rechazó de manera tajante la idea de que Canadá se una a Estados Unidos, algo que Trump ha insinuado en varias ocasiones. “Canadá nunca será parte de Estados Unidos de ninguna manera”, declaró enfáticamente.
¿El Nuevo Macron De Canadá? Globalismo Y Sumisión A Bruselas
La política de Carney no sorprende. Es el candidato ideal del globalismo progresista, con un historial de servilismo a las élites internacionales.
Durante su etapa como gobernador del Banco de Inglaterra, fue uno de los grandes propagandistas del “Proyecto Miedo” contra el Brexit. Alarmó sobre una catástrofe económica si el Reino Unido abandonaba la UE, predicciones que resultaron completamente falsas.
Ahora, en Canadá, algunos eurócratas y globalistas sueñan con que el país se una a la Unión Europea, alegando que su “alianza de valores” con Bruselas es más fuerte que con su vecino del sur. Una idea descabellada que encaja perfectamente con la mentalidad de Carney.
Pero, ¿quiere Canadá ser una provincia de la UE? El aparato burocrático europeo ha demostrado ser una máquina de regulaciones asfixiantes y crecimiento estancado. Unirse a ese desastre sería un suicidio económico.
El Problema De Carney: No Sabe Gobernar Ni Conectar Con Los Canadienses
Más allá de su perfil globalista, Carney enfrenta problemas internos graves.
- No tiene un escaño en el Parlamento, lo que lo hace extremadamente vulnerable.
- Su liderazgo es inestable, con una elección en octubre que puede acabar con su mandato.
- No tiene carisma político, lo que lo hace un blanco fácil para los conservadores.
- No domina el francés, un error imperdonable en la política canadiense.
Su falta de habilidad en francés se notó en un debate reciente, donde cometió el error de decir que estaba “de acuerdo con Hamas”, antes de corregirse apresuradamente. La reacción fue inmediata, y los francófonos de Quebec no olvidarán su error.
El Factor WEF: Carney Y Su Conexión Con La Agenda 2030
No es un secreto que Mark Carney es un hombre de confianza del Foro Económico Mundial (WEF) y de las grandes instituciones financieras que buscan imponer regulaciones climáticas y controles económicos en todo el mundo.
Desde su puesto en el Banco de Inglaterra, Carney impulsó medidas de “finanzas sostenibles” que en realidad son excusas para restringir sectores estratégicos como la energía y la industria. Su visión de “economía verde” implica mayores impuestos, más regulaciones y una drástica reducción en el acceso a los combustibles fósiles.
Si sigue esta línea como primer ministro, los canadienses podrían prepararse para un aumento en el costo de vida, restricciones económicas y un giro aún más radical hacia las políticas de control climático impulsadas por la ONU y el WEF.
Pierre Poilievre: El Verdadero Rival Que Puede Derrotar A Carney
Mientras Carney es aclamado por las élites globalistas, el líder conservador Pierre Poilievre está ganando apoyo entre los votantes.
Las encuestas muestran que Poilievre vencería a Carney en las elecciones de octubre, lo que convierte a este nuevo primer ministro en un líder de transición con pocas posibilidades de consolidar su gobierno.
Poilievre representa lo opuesto a Carney: un líder que defiende la soberanía económica de Canadá, rechaza la agenda del WEF y busca reducir la carga impositiva para los ciudadanos. Su mensaje está calando entre la clase trabajadora y los sectores que han visto cómo la era Trudeau ha destruido su calidad de vida.
Canadá Enfrenta Su Próxima Gran Decisión
La llegada de Carney representa la continuidad del globalismo progresista de Trudeau, pero sin su carisma ni su capacidad de conectar con el votante promedio. Su obsesión por atacar a Trump, alinearse con la UE y tomar decisiones desde una perspectiva tecnocrática lo hacen el candidato ideal para las élites, pero un desastre para el ciudadano común.
El riesgo real no es solo que Carney gobierne por unos meses, sino que logre imponer políticas que comprometan la soberanía canadiense a largo plazo. Las elecciones de octubre serán la última oportunidad para que Canadá decida si quiere seguir el camino del globalismo controlado por tecnócratas o recuperar su identidad nacional.
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