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Revolución De Color En Serbia: Vulin Acusa A Occidente

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Serbia enfrenta una posible revolución de color, según denunció el viceprimer ministro Aleksandar Vulin. Acusa a los servicios de inteligencia occidentales de fomentar disturbios para derrocar al gobierno de Aleksandar Vucic. La tensión social, sumada a la negativa serbia de sancionar a Rusia, abre un nuevo capítulo geopolítico con ecos del Maidán ucraniano.


Serbia En El Punto De Quiebre: ¿Otra Revolución De Color?

La advertencia de Aleksandar Vulin, viceprimer ministro de Serbia, no es menor: el país balcánico se encontraría al borde de una revolución de color. Sus palabras, pronunciadas en Moscú ante el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Serguéi Shoigu, resuenan con fuerza entre quienes ya han visto este guion antes: descontento social, disturbios y un cambio de régimen orquestado desde el extranjero.

Vulin fue tajante: “Los servicios de seguridad occidentales están detrás de la revolución de color, pues quieren instaurar un nuevo gobierno”. Con esas declaraciones, se ha encendido una alarma geopolítica que pone a Serbia en el centro de una disputa entre soberanía nacional y los tentáculos injerencistas del globalismo occidental.

Un Incidente Trágico Como Detonante

Las protestas estudiantiles en Serbia comenzaron tras el colapso de una marquesina de hormigón en la estación de tren de Novy Sad en noviembre de 2024. Aquel desastre dejó muertos y expuso la corrupción estructural y la negligencia del Estado, según los manifestantes.

Pero lo que empezó como indignación legítima degeneró rápidamente en un escenario de agitaciones sociales coordinadas, con la ciudad de Belgrado como epicentro. El 15 de marzo, la protesta más multitudinaria hasta la fecha terminó con enfrentamientos violentos entre manifestantes y policía, dejando decenas de heridos.

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El Viejo Manual: Crear Caos Para Tomar El Poder

Según Vulin, los servicios de inteligencia occidentales, croatas y albaneses están manipulando el malestar popular para desestabilizar al gobierno de Aleksandar Vucic. La comparación con el Maidán ucraniano de 2014 no es retórica: es una advertencia directa.

El Maidán fue presentado por los medios globalistas como un “levantamiento democrático”, pero en realidad fue un golpe de Estado encubierto que eliminó a un presidente legítimamente electo y dio paso a un régimen alineado con los intereses de la OTAN. Hoy Ucrania es un peón desgarrado en el tablero de ajedrez occidental. Serbia no quiere ese destino.

Belgrado Resiste La Presión Occidental

Serbia ha sido una espina en el zapato del bloque globalista. Mientras la Unión Europea y sus socios han presionado para imponer sanciones contra Rusia por el conflicto en Ucrania, Belgrado se ha mantenido firme: no solo no sancionó a Moscú, sino que ha profundizado la cooperación con el Kremlin.

Esta postura independiente convierte a Serbia en un objetivo a derribar para quienes promueven un mundo unipolar y homogéneo, donde la soberanía nacional es vista como una amenaza al proyecto globalista. Vulin lo dijo sin rodeos: “Occidente busca destruir a Serbia”.

El propio Shoigu reafirmó el compromiso de cooperación estratégica entre Serbia y Rusia, especialmente en la lucha contra este tipo de desestabilizaciones, que Rusia conoce bien. La guerra híbrida no se libra solo con tanques, sino también con caos social, manipulación mediática y redes de inteligencia.

Radicalización Programada Y Alianzas Peligrosas

Las autoridades serbias advierten que la protesta está en proceso de radicalización artificial, algo que ya se ha visto en otros escenarios donde Occidente intervino encubiertamente. La técnica es conocida: generar indignación, infiltrarse en las manifestaciones, provocar violencia, y luego exigir un “cambio democrático” que nunca lo es.

Detrás de los disturbios hay grupos bien organizados y financiados, algunos con conexiones con ONGs extranjeras, think tanks y medios que operan como brazos mediáticos de potencias foráneas. Estas redes han sido denunciadas antes en Hungría, Georgia, Bielorrusia y, por supuesto, Ucrania.

La declaración de Vulin en Moscú no solo es un grito de alarma: es una afirmación de que Serbia no cederá. Que, a diferencia de otros, su gobierno no está dispuesto a arrodillarse ante las exigencias de los burócratas de Bruselas ni los estrategas de Langley.


Comparte esta noticia si estás cansado de que los “cambios democráticos” vengan en aviones de la OTAN o en maletines de ONG extranjeras. Deja un comentario: ¿Es Serbia el próximo objetivo de las élites globalistas? ¿Estamos viendo el inicio de una nueva Ucrania, pero esta vez en los Balcanes?

En Hombres Sabios Magazine, no repetimos la narrativa. La analizamos. Y si arde Belgrado, es porque alguien encendió la mecha.

Armando Febles Ramírez y Gloria Savater colaboraron en la redacción de este artículo de manera exclusiva para Hombres Sabios Magazine.

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