Por primera vez en mucho tiempo, cientos de gazatíes gritaron “Fuera Hamás” en las calles de Beit Lahiya y Khan Younis. La población civil se ha rebelado contra el régimen islamista, pidiendo paz, libertad y el fin de una dictadura que ha sometido a Gaza por años. Las represalias del grupo terrorista no se hicieron esperar.
Rebelión En Gaza: El Pueblo Dice Basta
La Franja de Gaza, atrapada durante años entre los bombardeos israelíes y el puño de hierro de Hamás, ha sido testigo de un fenómeno que no se veía desde enero de 2024: una protesta popular. Pero esta vez, no fueron manifestaciones contra Israel o contra la guerra, sino contra sus propios opresores: Hamás.
La marcha ocurrió en Beit Lahiya, al norte del enclave, donde cientos de civiles ondearon banderas blancas y corearon “¡Fuera Hamás!”. No es poca cosa: en un territorio dominado por un grupo que ejerce el poder sin piedad, cualquier muestra de disidencia se paga con sangre. Y así fue.
“Hamás Nos Vendió Por Dólares”
En Khan Younis, otra ciudad castigada por la guerra, los manifestantes gritaron: “¡Oh, qué vergüenza, vendieron Gaza con dólares!” y “¡Hamás es un terrorista!”. La consigna es clara: el pueblo de Gaza se siente traicionado. Hamás ha secuestrado sus vidas, su futuro, y su libertad bajo la excusa de una resistencia que solo ha traído muerte, pobreza y destrucción.
La represión fue inmediata. Según testigos, miembros de Hamás arremetieron contra los manifestantes en las calles. El monopolio del miedo no permite grietas. Pero esta vez, las grietas están abiertas. Y cada voz que se alza es un desafío a un poder que empieza a tambalear.
Silencio Mediático Y Complicidad
Como era de esperarse, los medios alineados con la narrativa de Hamás, como Al Jazeera, ignoraron deliberadamente las protestas. El periodista Anas Al-Sharif fue señalado por activistas palestinos como uno de los principales cómplices de la censura.
Hamza Howidy denunció que Al-Sharif, en lugar de informar objetivamente, intenta manipular la narrativa y desviar el foco de las verdaderas demandas de los manifestantes: el fin de la guerra y la caída del régimen islamista.
Clanes Y Líderes Exigen Cambios
Khalil Sayegh, activista cristiano palestino, aseguró que los líderes del barrio Shejaiya en Gaza han exigido el fin del dominio de Hamás. Además, la asamblea de clanes del sur de Gaza llamó a un “levantamiento popular”, acusando al grupo terrorista de vender la sangre palestina al mejor postor.
El pueblo está harto. La supuesta causa de liberación palestina se ha convertido en un negocio sangriento para unos pocos y una cárcel para millones.
Israel Endurece Su Postura
Mientras tanto, Israel no se queda atrás. En la última semana, más de una docena de líderes de Hamás fueron eliminados en operaciones quirúrgicas. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han avanzado hacia el centro y sur de Gaza, con la intención de crear una zona de amortiguación que divida el enclave y elimine la amenaza terrorista.
El ministro de Defensa, Israel Katz, advirtió que Gaza podría ser anexada parcialmente si Hamás sigue negándose a liberar a los rehenes israelíes.
“Cuanto más persista Hamás en su negativa, más territorio perderá”, afirmó Katz, enviando un mensaje claro: la paciencia se acabó.
Gaza Entre Dos Fuegos
Es necesario decirlo sin eufemismos: el pueblo palestino ha sido víctima tanto de Israel como de Hamás. Pero si algo demuestran estas protestas es que, cuando el miedo se rompe, la verdad emerge. Hamás no representa a los gazatíes. Los somete, los usa como escudos humanos y vende su sufrimiento al mejor postor internacional, mientras la maquinaria mediática global finge no ver.
Estas manifestaciones también desmontan una peligrosa generalización sostenida por sectores extremistas pro-Netanyahu: la idea de que toda la población de Gaza es cómplice del terrorismo y que, por tanto, puede ser tratada como enemigo militar, incluso si se trata de niños o mujeres. Esta visión deshumanizadora, que justifica una “solución final” encubierta bajo el lenguaje de la seguridad, queda expuesta como profundamente errada frente a las imágenes de civiles desarmados pidiendo paz, libertad y el fin del yugo islamista.
Estas protestas no son una anécdota. Son un síntoma. Un indicio de que la narrativa está cambiando.
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Armando Febles Ramírez, Rafael Piñeiro-López y Gloria Savater colaboraron en la redacción de este artículo de manera exclusiva para Hombres Sabios Magazine.
