Los temas ocultos detrás de la violencia siria revelan una red de intereses geopolíticos y maniobras encubiertas donde Turquía, la UE y EE. UU. juegan con fuego en un polvorín regional. Mientras se condena superficialmente la violencia, los verdaderos impulsores del conflicto permanecen en la sombra.
Un Conflicto Fabricado Para Redibujar el Mapa del Medio Oriente
Mientras la maquinaria mediática occidental presenta la violencia siria como un acto espontáneo de opresión autoritaria, los hechos sobre el terreno cuentan una historia muy diferente. Lejos de ser una guerra entre “el bien y el mal”, el conflicto responde a una reconfiguración estratégica promovida desde fuera, con actores como Turquía, la Unión Europea y ciertos sectores del establishment estadounidense impulsando agendas propias.
La reciente ola de violencia en las regiones costeras de Siria, atribuida oficialmente a ataques “pro-Asad”, encubre una realidad más compleja: represalias sangrientas por parte del gobierno interino controlado por HTS, una organización vinculada a Al Qaeda, apoyada por Turquía y, de forma indirecta, legitimada por Occidente.
Religiosos en Alerta: Iglesias Como Refugios
Frente a la indiferencia de Bruselas, los líderes religiosos sirios han tenido que tomar cartas en el asunto. Las iglesias y monasterios han abierto sus puertas a civiles desesperados, incluyendo a minorías musulmanas perseguidas. El Patriarcado Ortodoxo Griego de Antioquía, junto a otros patriarcados cristianos orientales, han hecho un llamado urgente al gobierno para propiciar la reconciliación nacional y preservar la unidad del país.
Este hecho debería estremecer a cualquier defensor genuino de los derechos humanos, pero para la diplomacia europea, estos refugiados parecen no existir. Al contrario: se ha llegado incluso a invitar a al-Jolani, el líder de HTS, a una reunión de donantes organizada por la UE, evidenciando una complicidad implícita con el extremismo islámico.
Las Advertencias Ignoradas: Tulsi Gabbard y Donald Trump
La excongresista y actual directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, ya lo advirtió años atrás: los rebeldes a los que Estados Unidos llama “moderados” son, en realidad, las mismas fuerzas que asesinaron a soldados estadounidenses y sembraron el terror en Medio Oriente. Al Qaeda nunca dejó de ser el enemigo, salvo en la narrativa conveniente del globalismo occidental.
Donald Trump, con su característico estilo directo, también lo dejó claro desde el principio. Prefería no involucrarse en Siria porque sabía que el “otro bando” era mucho peor. En palabras de Trump: “Quizás estemos mejor con Assad”. Hoy, la caída de Assad solo ha servido para entregar el país al caos islamista.
Turquía, la Potencia Silenciosa que Acorrala a Europa
El papel de Turquía en este tablero de ajedrez es fundamental. Ankara no solo ha ganado influencia en Siria y Armenia, sino que también ha logrado presentarse como un interlocutor necesario para la UE. Mientras su política interna se endurece y vira hacia el autoritarismo, sus tentáculos se extienden estratégicamente por el Mediterráneo, el Egeo y el Cáucaso.
En el contexto de una Europa debilitada por divisiones internas y por su dependencia crónica del liderazgo estadounidense, Turquía se convierte en un actor que puede chantajear a Bruselas a cambio de “estabilidad”. Esa “estabilidad” cuesta: sacrificios para Grecia, Chipre y Armenia, y el riesgo de legitimar a actores violentos en nombre de una falsa paz.
La Retirada de EE.UU. y el Fracaso del Sueño Europeísta
La salida progresiva de Estados Unidos de los escenarios europeos no significa debilidad, sino un reajuste estratégico. Como bien apunta John Mearsheimer, sin el pegamento hegemónico de Washington, Europa está condenada a resquebrajarse en sus viejos conflictos. La historia lo confirma: cuando el imperio se retira, los demonios regionales resurgen.
No es una cuestión de ideologías, sino de realismo geopolítico. Estados Unidos tiene el privilegio de una geografía segura y una cohesión cultural que le permite replegarse sin perder influencia. La Unión Europea, por el contrario, descubrirá pronto que su unidad era un espejismo sostenido por la tutela americana.
Una Trampa Mortal Disfrazada de Paz
Lo que ocurre en Siria no es solo una guerra civil o un asunto humanitario: es la antesala de una nueva era de guerras por delegación, manipulación mediática y cinismo diplomático. La complacencia con Turquía y HTS, el abandono de las comunidades cristianas y el blanqueamiento de extremistas son síntomas de un Occidente decadente y sin brújula moral.
La historia no perdonará esta ceguera selectiva. Los “temas ocultos detrás de la violencia siria” no lo son tanto para quienes aún conservan sentido común y memoria histórica. El tiempo pondrá en evidencia qué bandos realmente lucharon por la libertad y cuáles fueron simples peones de intereses extranjeros.
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