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Bud Light, Dylan Mulvaney Y La “Autenticidad” Que Nadie Se Tragó

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Un ex-ejecutivo de Anheuser-Busch destapó la verdad: la alianza entre Bud Light y Dylan Mulvaney no fue “auténtica”, sino un desesperado acto de sumisión a los dioses del progresismo corporativo. ¿El resultado? Una debacle que todavía persigue a la marca, la cual ahora intenta recuperar a los clientes que despreciaron. Pero para volver a ganarse su confianza, primero tendría que disculparse. ¿Lo hará?


El 2023 dejó muchas imágenes memorables, pero pocas tan icónicas como la de Kid Rock acribillando latas de Bud Light con un rifle. No fue una simple protesta: fue el tiro de gracia para una marca que decidió tirar por la borda a su audiencia en un intento patético de quedar bien con la secta del progresismo corporativo.

Anson Frericks, ex-ejecutivo de Anheuser-Busch, lo tiene claro: la alianza con Dylan Mulvaney no tenía nada de auténtica. No era una movida natural de marketing, sino una genuflexión ante la DEI y el ESG, esos acrónimos que, en nombre de la “inclusión”, han convertido a grandes empresas en manuales de autoaniquilación.


DEI: EL NUEVO MANUAL DE CÓMO ARRUINAR UNA MARCA

Frericks, quien estuvo más de una década dentro de la compañía, vio cómo la meritocracia que alguna vez definió a Anheuser-Busch se esfumó tras la oleada DEI de 2020-2021. Desde entonces, la compañía dejó de tomar decisiones de negocios basadas en el mercado y empezó a seguir los dictados de los “inversores progresistas”.

¿El resultado? En lugar de asociarse con Black Rifle Coffee, una marca popular entre veteranos y patriotas, decidieron hacerle ojitos a los activistas de la Campaña de Derechos Humanos. Y así, de la noche a la mañana, Bud Light pasó de ser la cerveza del hombre común a la bebida oficial del wokeness.

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CUANDO LOS CLIENTES TE ABANDONAN Y NO SABES POR QUÉ

Frericks dejó la empresa justo antes de que explotara la catástrofe Mulvaney. Pero lo que pasó después era predecible: una base de consumidores históricamente conservadora no iba a aplaudir que su marca de cerveza se convirtiera en un panfleto de ideología de género.

Lo más tragicómico es que Mulvaney se declaró “sorprendida” por la reacción negativa. ¡Por supuesto! Porque en la burbuja progresista en la que vive, la realidad no existe. Pensó que era un simple comercial de cerveza, sin entender que Bud Light la estaba usando para señalar “virtud” a costa de alienar a su propio público.

El boicot fue inmediato y brutal. Bud Light perdió su lugar como la cerveza más vendida de EE.UU. y quedó como un meme ambulante de lo que pasa cuando una empresa olvida a quién debe su éxito.


BLACKROCK Y EL ESG: CUANDO LOS MAGNATES PROGRES TE OBLIGAN A SER WOKE

Pero hay un detalle que muchos no ven: Bud Light no se suicidó sola. Fue presionada por los gigantes financieros como BlackRock, que han convertido el ESG en una religión. Si una empresa quiere inversiones, tiene que seguir la agenda progresista.

El problema es que esto funciona en Europa, donde la gente está acostumbrada a que las corporaciones y el gobierno se unan en un solo aparato de control social. Pero en EE.UU., donde la cerveza es casi una religión y la cultura woke no es de consumo masivo, el experimento falló estrepitosamente.

Curiosamente, BlackRock ya se está echando atrás en su apoyo fanático al DEI. ¿Será que las pérdidas millonarias les hicieron abrir los ojos?

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¿BUD LIGHT PUEDE REDIMIRSE? SOLO SI SE DISCULPA

Tras meses de boicot, Bud Light intentó arreglar el desastre con comerciales de UFC y un spot con Shane Gillis y Post Malone en el Super Bowl. Todo muy simpático, pero insuficiente.

Según Frericks, si la compañía realmente quiere recuperar a su audiencia, necesita hacer algo que en el mundo woke está prohibido: pedir disculpas.

Porque aquí está la verdad incómoda: los clientes de Bud Light no desaparecieron, simplemente dejaron de comprar la cerveza. Si la marca realmente quiere recuperarlos, tiene que admitir que se equivocó y prometer que nunca más pondrá la política por encima del producto.

¿Lo hará? Lo dudo. Pero si la historia nos ha enseñado algo, es que la paciencia del consumidor conservador tiene un límite. Y Bud Light lo cruzó.

Comparte esta noticia y deja tu comentario: ¿Bud Light puede redimirse o ya es un caso perdido?

Daniela Reins-Ramos colaboró en la redacción de este artículo de manera exclusiva para Hombres Sabios Magazine.

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