Nuevo mandato elimina políticas de diversidad y enfoque progresista.
El Ejército de Estados Unidos ha dado un paso decisivo en la restauración de su identidad y misión al prohibir la incorporación de personas transgénero y suspender cualquier procedimiento médico vinculado a la transición de género en los miembros del servicio.
“El #USArmy ya no permitirá que personas transgénero se unan al ejército y dejará de realizar o facilitar procedimientos asociados con la transición de género para los miembros del servicio”, anunció la institución en un comunicado.
Con esta medida, el Departamento de Defensa revierte una serie de decisiones implementadas en años anteriores bajo administraciones que priorizaron la diversidad, equidad e inclusión (DEI) por encima de la preparación militar.
Evolución del tema trans en el Ejército de EE.UU.: una cronología
1. La prohibición inicial (2017)
En julio de 2017, el entonces presidente Donald Trump anunció vía Twitter que las personas transgénero no podrían servir en las Fuerzas Armadas. Argumentó que los altos costos médicos y la disrupción operativa eran incompatibles con los objetivos militares.
El secretario de Defensa de aquel entonces, James Mattis, implementó la directiva en marzo de 2018, restringiendo la presencia de personal trans salvo bajo circunstancias específicas.
2. La reversión de Biden (2021)
En enero de 2021, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva que anuló la prohibición de Trump, permitiendo que cualquier persona transgénero sirviera abiertamente en el Ejército. También se restablecieron políticas que facilitaban tratamientos médicos relacionados con la transición de género, financiados por el Pentágono.
Esta medida fue celebrada por los sectores progresistas, pero criticada por militares que advertían que la agenda de identidad de género socavaba la disciplina y la cohesión de las tropas.
3. El giro conservador con Pete Hegseth (2025)
Con la llegada de Pete Hegseth al cargo de secretario de Defensa bajo la administración de Donald Trump, el Ejército ha vuelto a su enfoque tradicionalista. Hegseth ha sido un firme crítico de la influencia progresista en las Fuerzas Armadas, denunciando que las iniciativas de justicia social debilitan la estructura militar.
“La justicia social y la DEI están FUERA; la historia, la ingeniería y los estudios de guerra están DENTRO”, declaró Hegseth tras reunirse con líderes de las academias militares.
Su postura ha encontrado eco en oficiales y veteranos que advierten sobre los peligros de convertir el Ejército en un laboratorio de experimentación ideológica en lugar de enfocarse en su verdadera misión: defender la nación y ganar guerras.
Un Ejército que prioriza la preparación y la disciplina
La nueva política tiene como objetivo restaurar la esencia del Ejército, garantizando que las decisiones sobre personal estén guiadas por criterios de efectividad militar y no por presiones ideológicas.
El Pentágono ha dejado claro que quienes ya están sirviendo bajo esta condición serán tratados “con dignidad y respeto”, pero sin acceso a tratamientos médicos financiados por el gobierno.
Este cambio es solo una parte de una transformación más amplia dentro del Departamento de Defensa, que busca erradicar la politización de las Fuerzas Armadas y devolver la atención a la preparación, el liderazgo y la excelencia militar.
Mientras las élites progresistas protestan, los soldados que realmente entienden la importancia de la misión militar celebran el retorno del sentido común en la defensa nacional.
⨀ Daniela Reins-Ramos, periodista, colaboró en la redacción de este artículo de manera exclusiva para Hombres Sabios Magazine.