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Google impulsa IA en Israel tras ataques de Hamás

Maurizio Pesce is licensed under CC BY 2.0.
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Nuevas revelaciones sobre el rol de Google y su IA en conflictos militares

Google comenzó a vender tecnología de inteligencia artificial (IA) a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y al Ministerio de Defensa de Israel poco después de los ataques perpetrados por Hamás en el festival de música Nova el 7 de octubre de 2023.

En un mundo donde la tecnología y la guerra se entrelazan de maneras cada vez más complejas, nuevos documentos revelan que Google intensificó sus relaciones tecnológicas con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y el Ministerio de Defensa de Israel poco después de los mortales ataques perpetrados por Hamás el 7 de octubre de 2023. Las revelaciones, obtenidas por el Washington Post, arrojan luz sobre el papel de las grandes tecnologías en conflictos militares y las implicaciones éticas que estas decisiones conllevan.

Según los documentos, en las semanas posteriores a los ataques terroristas, un empleado de Google en la división de nube aumentó las gestiones para que el Ministerio de Defensa israelí obtuviera mayor acceso a tecnologías avanzadas de inteligencia artificial. Esto incluyó advertencias de que, de no hacerlo, Amazon podría convertirse en el proveedor preferido. A mediados de noviembre de 2023, un correo interno reveló agradecimientos entre empleados de Google por colaborar con las solicitudes del gobierno israelí, aunque los documentos no detallan cómo se empleó esta tecnología.

El contexto histórico de estas acciones se encuentra en el Proyecto Nimbus, una iniciativa conjunta entre Google y Amazon iniciada en 2021 para proporcionar servicios de computación en la nube e inteligencia artificial al gobierno israelí. Aunque Google ha afirmado que su participación no abarca trabajos “highly sensitive” o de carácter militar clasificado, estas declaraciones han sido cuestionadas por empleados y activistas. El despido de más de 50 empleados que protestaron contra el proyecto evidencia una fuerte división interna respecto al rol de la compañía en conflictos armados.

Por su parte, Gaby Portnoy, director general de la Dirección Nacional Cibernética de Israel, dejó entrever en una conferencia que la nube pública del Proyecto Nimbus ha sido crucial en aplicaciones de combate. Portnoy afirmó que “durante los combates, cosas fenomenales están sucediendo gracias a Nimbus, cosas que juegan un papel importante en la victoria”. Aunque evitó entrar en detalles, sus declaraciones han alimentado las especulaciones sobre el uso militar de estas herramientas.

Desde que comenzaron los ataques en 2023, las FDI han recurrido al sistema de orientación Habsora, una tecnología basada en inteligencia artificial que permite identificar miles de objetivos humanos e infraestructuras para operaciones militares. Esto subraya la importancia estratégica que las tecnologías de Google podrían tener en conflictos activos.

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Además, documentos fechados en la primavera y el verano de 2024 muestran solicitudes adicionales de empleados de Google para incrementar el acceso del Ministerio de Defensa a la tecnología de inteligencia artificial. En respuesta, un grupo de más de 100 empleados envió un correo electrónico a los gerentes de la compañía y al equipo de derechos humanos, exigiendo una revisión del trabajo de Google con el ejército israelí. Sin embargo, las decisiones de la compañía parecen haber ignorado estas preocupaciones.

La participación de grandes tecnologías como Google en conflictos internacionales plantea preguntas críticas sobre ética empresarial, neutralidad y la responsabilidad social de estas corporaciones. Mientras tanto, gobiernos y militares parecen depender cada vez más de soluciones tecnológicas avanzadas para consolidar su poder y eficacia en el campo de batalla.

En un mundo dominado por narrativas oficiales, estas revelaciones ponen en evidencia cómo la tecnología puede ser utilizada como herramienta de control y dominio en conflictos armados. A medida que Google y otras empresas tecnológicas continúan expandiendo su alcance, la cuestión central permanece: ¿cuál es el costo real de estas alianzas?