Jennifer J. Manly, neuropsicóloga de la Universidad de Columbia, ha recibido más de 100 millones de dólares en subvenciones mientras promueve la idea de que el racismo es la causa principal de enfermedades cerebrales. Además, participó en protestas pro-Hamás en su universidad. Su investigación, financiada por los Institutos Nacionales de Salud, ha sido criticada por su falta de base científica y su evidente sesgo ideológico.
Ciencia O Ideología: La Neuropsicóloga Que Relaciona La Demencia Con El Racismo
Jennifer J. Manly, profesora de la Universidad de Columbia, se ha convertido en una de las principales promotoras de la idea de que las enfermedades cerebrales pueden ser causadas por el racismo y el “sexismo estructural”. Su trabajo, financiado generosamente por el gobierno de EE.UU., ha sido criticado por su falta de rigor científico y su sesgo ideológico.
Según una investigación de Christopher Rufo y Hannah Grossman publicada en City Journal, Manly ha recibido más de 100 millones de dólares en subvenciones en las últimas dos décadas. Actualmente, mantiene más de 20 millones de dólares en subvenciones activas para sus estudios en el Centro Gertrude H. Sergievsky y el Instituto Taub de Columbia.
Pero la controversia no solo rodea su trabajo académico, sino también su activismo. En abril, Manly participó en protestas pro-Hamás en Columbia, bloqueando físicamente a los administradores que intentaban desmantelar campamentos no autorizados en la universidad.
Una Narrativa Políticamente Cargada Sobre La Salud Cerebral
Manly ha publicado múltiples estudios en los que argumenta que la demencia en personas negras es consecuencia de “sistemas de opresión” y “creencias discriminatorias”. En una entrevista reciente, afirmó que cualquier diferencia biológica en enfermedades cerebrales “está impulsada por el racismo” y que el racismo es “la vía por la cual la raza se biologiza”.
Uno de sus estudios, titulado “El impacto de los linchamientos históricos en la salud biológica y cognitiva de los adultos mayores racializados como negros”, recibió 700.000 dólares de los Institutos Nacionales de Salud. En este trabajo, Manly y su equipo sostienen que la exposición a linchamientos históricos puede afectar la función cognitiva y aumentar la inflamación en la actualidad.
Otro artículo, “Impacto del racismo socioeconómico estructural y la resiliencia en el cambio cognitivo a lo largo del tiempo”, asegura que las políticas racistas estadounidenses del pasado siguen influyendo en la salud cerebral de las personas negras en la actualidad.
Ciencia O Manipulación De Datos?
Las conclusiones de Manly han sido cuestionadas por expertos en neurología y psiquiatría. Kurt Miceli, director médico de Do No Harm, calificó su trabajo como político más que científico.
Uno de los principales puntos de crítica es el uso de la proteína C reactiva (PCR) como marcador de inflamación para probar su teoría del “estrés inducido por el racismo”. Según Miceli, este marcador cambia rápidamente y es influenciado por factores médicos como la obesidad, la diabetes y la hipertensión, condiciones que no tienen una relación directa con la discriminación racial.
Rufo y Grossman también destacan que los estudios de Manly omiten otras variables clave, como hábitos de vida, alimentación y acceso a atención médica, factores que han demostrado ser determinantes en la salud cerebral.
Subvenciones Millonarias Para Estudios Ideologizados
La controversia no solo radica en la calidad científica de la investigación, sino también en la financiación que recibe.
- En los últimos 20 años, Manly ha sido nombrada en más de 100 millones de dólares en subvenciones.
- Actualmente, administra más de 20 millones de dólares en proyectos de investigación sobre envejecimiento cerebral.
- El gobierno de EE.UU., a través de los Institutos Nacionales de Salud, ha financiado estudios que carecen de controles científicos rigurosos y que refuerzan narrativas ideológicas.
Esto plantea una cuestión más amplia: ¿hasta qué punto las instituciones académicas están siendo utilizadas como herramientas de activismo disfrazado de ciencia?
Activismo Y Academia: La Nueva Realidad En Las Universidades
El caso de Manly no es aislado. En los últimos años, las universidades estadounidenses han sido testigos de una creciente fusión entre activismo político y producción académica.
En lugar de promover una ciencia basada en datos y metodologías rigurosas, muchas investigaciones están siendo financiadas para respaldar agendas políticas específicas.
La participación de Manly en protestas a favor de Hamás mientras recibe millones en subvenciones del gobierno solo refuerza la percepción de que ciertos sectores académicos han dejado de lado la objetividad para convertirse en instrumentos de propaganda.
¿Ciencia O Fraude Financiado Por El Estado?
El problema no es solo la validez de los estudios de Manly, sino el precedente que sienta su trabajo. Si el gobierno financia investigaciones con agendas ideológicas, ¿qué garantiza que las conclusiones científicas no estén sesgadas desde el inicio?
El dinero de los contribuyentes está siendo utilizado para promover estudios que buscan justificar narrativas políticas en lugar de descubrir la verdad. Mientras tanto, quienes cuestionan estos trabajos son rápidamente catalogados como “negacionistas” o “enemigos de la equidad racial”.
La salud pública debería estar basada en hechos, no en ideología. Los científicos tienen la responsabilidad de buscar la verdad, no de fabricar conclusiones convenientes para una agenda específica.