En un críptico mensaje de Año Nuevo, Sam Altman reflexiona sobre la proximidad de la singularidad tecnológica y la incertidumbre de su impacto. ¿Qué nos espera en 2025 con el posible despegue de la inteligencia artificial general?
El fundador de OpenAI, Sam Altman, inició 2025 con una enigmática reflexión sobre el futuro de la inteligencia artificial (IA) y la posibilidad de alcanzar la singularidad tecnológica. En su primera publicación del año en X (anteriormente Twitter), Altman escribió:
“Siempre quise escribir una historia de seis palabras. Aquí está: cerca de la singularidad; sin estar claro de qué lado”.
Este mensaje, breve pero cargado de implicaciones, hace referencia al punto en el que la tecnología se vuelve tan avanzada que escapa al control humano, generando potencialmente consecuencias catastróficas para la civilización.
Poco después, Altman añadió que el significado del mensaje era ambiguo incluso para él. Sugirió que podría tratarse tanto de la hipótesis de la simulación —la idea de que nuestra realidad es una simulación informática— como de la incertidumbre sobre cuándo ocurrirá el “despegue” hacia la singularidad tecnológica. Este término se refiere al momento en que una inteligencia artificial general (AGI) se desarrolla hasta superar las capacidades humanas en prácticamente todos los aspectos.
La hipótesis de la simulación es más una especulación filosófica que una realidad tangible, mientras que la singularidad tecnológica es un concepto que, aunque aún en el ámbito teórico, genera preocupación y debate entre científicos, tecnólogos y políticos.
El papel de OpenAI y las tensiones internas
Fundada en 2015 por Sam Altman, Elon Musk y otros destacados emprendedores tecnológicos, OpenAI se ha posicionado como uno de los líderes en el desarrollo de IA. Sin embargo, la compañía ha enfrentado tensiones internas y controversias externas. Musk dejó la organización en 2018, alegando diferencias con su dirección, y en 2024 acusó a OpenAI de haber desarrollado ya una AGI con el modelo GPT-4, algo que la compañía ha negado categóricamente.
Altman, por su parte, ha insinuado que 2025 podría ser el año del “despegue” hacia una AGI. En una entrevista reciente, cuando le preguntaron qué le entusiasmaba del nuevo año, su respuesta fue directa: “AGI. Estoy entusiasmado por eso”.
Reflexiones sobre el impacto de la singularidad
La posible llegada de la singularidad tecnológica plantea preguntas fundamentales sobre el control y el impacto de la IA en la humanidad. ¿Será este avance un catalizador para resolver los mayores problemas globales, o conducirá a una pérdida de control con consecuencias impredecibles?
El mensaje críptico de Altman y sus posteriores aclaraciones reflejan la tensión inherente en el desarrollo de tecnologías disruptivas: el entusiasmo por el progreso y el temor a sus posibles repercusiones. A medida que avanzamos hacia un futuro dominado por la inteligencia artificial, será crucial que estas conversaciones incluyan a todos los sectores de la sociedad, garantizando que el desarrollo de la IA se alinee con los intereses y valores humanos.