Mientras el mundo celebra el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, las Naciones Unidas avanzan silenciosamente en su propia agenda: un sistema de identificación digital obligatorio, censura masiva y vigilancia estatal bajo el pretexto de combatir la "desinformación". Bajo el disfraz de un "futuro sostenible", la ONU promueve herramientas de control que podrían convertir a la humanidad en esclava del globalismo digital.
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Los CDC han anunciado un estudio exhaustivo sobre la relación entre vacunas y autismo, un tema que ha generado intenso debate. A pesar de que el establishment médico ha negado cualquier vínculo, la administración de Robert F. Kennedy Jr. y Donald Trump ha impulsado esta investigación en respuesta al escepticismo público. ¿Ciencia o corrección política? La verdad está en juego.
La inteligencia artificial ya no es el futuro, es el presente. Su avance imparable cambiará la economía, la sociedad y la esencia misma de la humanidad. Quienes no la comprendan, quedarán obsoletos. ¿Eres dueño de la IA o te convertirás en su herramienta? La carrera ha comenzado y el tiempo se agota. No hay marcha atrás.
Los funcionarios de Nueva York han decidido ignorar una orden de detención de ICE contra el inmigrante ilegal acusado de quemar viva a una mujer en el metro. Mientras el estado protege a criminales peligrosos bajo su política de "ciudad santuario", las víctimas quedan en el olvido. ¿Hasta cuándo el progresismo globalista pondrá en peligro a los ciudadanos por defender su agenda?
El presidente Donald Trump está listo para firmar una orden ejecutiva que facilitará el cierre del Departamento de Educación. Su objetivo es devolver el control educativo a los estados y eliminar el adoctrinamiento progresista. Con esta medida, se pone fin al despilfarro burocrático y a las políticas ideológicas impuestas desde Washington. ¿Es este el primer paso para liberar la educación estadounidense?
El senador John Kennedy ha presentado la Ley de No Propaganda, una legislación para eliminar el financiamiento federal a NPR y PBS. Con un costo de $500 millones anuales, estas entidades reciben dinero de los contribuyentes mientras promueven contenido ideológico. Kennedy argumenta que, en medio de una deuda nacional de $36 billones, es inaceptable financiar medios de opinión con fondos públicos.
Mientras Estados Unidos destina miles de millones de dólares a la USAID para financiar activismo ideológico en el extranjero, China avanza estratégicamente en su dominio global a través de inversiones en infraestructura. Pekín no impone políticas progresistas ni subvenciona cambios de sexo en países en desarrollo. En cambio, construye carreteras, ferrocarriles y puertos, asegurando su influencia en regiones clave. Estados Unidos está perdiendo la batalla del poder blando, y la administración debe reconsiderar su estrategia antes de ceder completamente su hegemonía.