Hungría desafía a la Unión Europea con una ley de protección infantil que restringe manifestaciones LGBT en espacios públicos. Bruselas acusa al gobierno húngaro de violar derechos fundamentales, mientras líderes conservadores lo defienden como un acto soberano para proteger a los menores. El conflicto revela el creciente choque entre valores tradicionales y el globalismo progresista.