Bruselas ha vuelto a demostrar su visión particular de la “democracia en acción” al bloquear un debate en el Parlamento Europeo sobre la crisis electoral en Rumania. La coalición mayoritaria de Ursula von der Leyen rechazó la solicitud de los conservadores para discutir la prohibición del candidato nacionalista Călin Georgescu, cuya victoria en la primera vuelta de diciembre fue anulada bajo acusaciones infundadas de interferencia rusa. La situación ha desatado protestas masivas, represión policial y un evidente atropello a la voluntad popular.